domingo, mayo 31, 2009

No habrá quinta Copa de los Mosqueteros para Nadal (de momento)

A las seis en punto de la tarde del domingo se producía lo que nadie tenía previsto: Nadal era eliminado de Roland Garros por el sueco Soderling. La derrota de Djokovic el sábado parecía ya sorpresa suficiente para este año en el grand slam de París. Nadal cedía con un 6-2 6-7 6-4 y 7-6.

Robin Soderling, en el puesto 25 del ranking, tenía una cuenta pendiente con Nadal. Hay algunos jugadores que hacen de sus partidos contra el español algo personal, y uno de ellos es Soderling. Enfrentarse al mallorquín le debe suponer un subidón de adrenalina.

Nadal le ganó el año pasado un partido agónico en Wimbledon. Un partido que duró, gracias a la lluvia londinense, cinco días.

Soderling, con ocho años de carrera profesional, tiene sólo tres títulos en sus vitrinas y esta temporada su mejor resultado fueron los cuartos de final de Auckland. Un palmarés, desde luego, poco deslumbrante.

Esta era la cuarta vez que se enfrentaban Nadal y Soderling y las tres anteriores concluyeron con victorias del español y el último encuentro fue hace apenas unas semanas en Roma, donde el sueco cayó con un contundente 6-16-0.

¿Qué ha podido pasar en tan poco tiempo para que se produjera este cambio? Porque hasta el domingo, Nadal ha jugado un tenis contundente, sin concesiones al marcador y con paso firme. Soderling casi dobló los puntos ganadores. Su derecha fue un tormento para Nadal todo el partido, que pocas veces pudo jugarle al revés.

La derecha del sueco recuerda mucho a la de Fernando González, un golpe seco, rapidísimo que acaba levantando la cal de las líneas. Nadal no supo ponerle freno y que provocó que el tetracampeón cediera su servicio 5 veces.

Rafa, tras el partido, no buscó excusas, pero se mostró dispuesto a recuperarse inmediatamente de lo que calificó “un pinchazo”, que no jugó a su mejor nivel. El día que temía ha llegado y, con su habitual sensatez, aceptó que la derrota tenía que ocurrir alguna vez.

Eso sí, se sintió dolido con el comportamiento del público de Roland Garros, del que dijo “nunca ha tenido un detalle conmigo. Espero que algún día tenga ese detalle”. Y no le falta razón, porque la Philippe Chartier parecía estar ocupada en su totalidad por suecos, como si fuera un partido de la Davis jugado en Estocolmo y nunca, desde 2005 le ha sido fácil reconocer la superioridad incontestable de Rafa en ese torneo.

sábado, mayo 30, 2009

Djokovic deja París la primera semana de Roland Garros

Novak Djokovic, habitual en los últimos años a jugar las semifinales de Roland Garros contra Nadal, abandona París mucho antes de lo previsto. Nole perdió su partido contra el alemán Philipp Kohlschreiber en sólo tres mangas por un triple 6-4.

Los errores no forzados del serbio fueron la clave del partido, sobre todo en momentos delicados. Llegó a conceder 10 bolas de ruptura, de las que el alemán aprovechó la mitad.

Kohlschreiber es un jugador correcto, que ocupa el puesto 31 de la ATP y cuyo mejor resultado este año ha sido jugar cuartos de final en Doha y Auckland. Es decir, un tenista perfectamente superable por el fenómeno serbio.

El número 4 del mundo lo seguirá siendo cuando concluya el segundo grand slam del año, pero Murray cogerá ventaja sobre los escasos 200 puntos que les separaban hasta ahora.

Nole parece desmotivado o fuera de forma esta temporada, con sólo dos títulos menores en lo que va de año: Dubai y, por supuesto, Belgrado. Había logrado buenos resultados en los master series jugados hasta el momento, con las finales de Miami y Montecarlo, pero a estas alturas parece un jugador vulnerable.

Puede parecer prematuro, pero Nadal está jugando con una solidez que augura un nuevo título. Para empezar se ha despejado la incógnita de su rival en semifinales, que esta vez no será Djokovic. Por otra, ante una previsible final contra el de siempre, esta vez en el segundo puesto, Roger está dejando escapar casi siempre un set por cada partido jugado.

domingo, mayo 24, 2009

Sensatez contra vanidad

Por fin una voz sensata se alza para poner en su sitio al jurado de los Premios Príncipe de Asturias. Ya era hora que un candidato pusiera en su sitio a un jurado –especialmente el de deporte, aunque no el único- que concede los galardones más por la inmediatez que por la trayectoria.

Pep Guardiola tuvo que decir en rueda de prensa, al conocer su candidatura, que era algo desmesurado. Y tiene toda la razón. Pero, claro, cuando se ha concedido ese mismo premio a Fernando Alonso, presentar a Pep es toda una mejora.

Los jurados de los Premios Príncipe de Asturias son proclives al ruido mediático y las campañas de imagen. Hay que reconocer que sólo algunos, pero parece que se van contagiando poco a poco.

Por ejemplo, este año el de las Artes recae en Norman Foster. El arquitecto británico es sobrado merecedor del premio, pero en otro momento. Ahora su firma no es más que un aval para un conglomerado inversor formado por constructoras y bancos. Él no es más que la cara, el relaciones públicas, una marca de la que sólo es un socio minoritario. No hay más que ver los mastodónticos y descontextualizados proyectos que se están levantando con su firma.

Confío en que el premio sea por sus trabajos que datan de hace más de cinco años.

Claro, que Calatrava también recibió dicho premio en 1999, antes de que sus clientes y usuarios de sus obras acabaran hasta las narices del arquistar.

Lo de Al Gore también tiene tela, aunque hasta el mismísimo jurado del Nobel participó en la campaña de imagen del ex presidente de Estados Unidos. Aunque quizá la mayor metedura de pata, debido a la dichosa inmediatez y la necesidad de dar un premio mediático fue premiar a Ingrid Betancourt, que puede dar mucha lástima, pero cuya trayectoria pública carece de méritos para alcanzar un reconocimiento de este calibre. Otro político premiado fue Lula da Silva

Otra incongruencia es el premio a la concordia concedido a JK Rowling. Tiene el mérito, eso sí, de devolver el hábito lector a los niños, pero no considero que eso sea suficiente para un premio a la concordia.

domingo, mayo 17, 2009

Roger ha vuelto


Necesitaba ganar un torneo. Desde octubre del año pasado Roger Federer estaba ayuno de triunfos y además ha visto como Nadal le sobrepasaba en Master 1000 ganados. Ayer hizo una semifinal de libro frente a Del Potro, a quien no dio la menor posibilidad. Hoy casi se repite el marcador. El suizo se adjudicó el torneo con un juego táctico perfecto que le llevó al 6-4 6-4.

Nadal tuvo una mínima oportunidad de, al menos, alargar el segundo set, cuando dispuso de dos bolas de ruptura cuando Federer sacaba para ganar el partido: 15-40 en el marcador y la esperanza renacía. Pero dos magníficos servicios del suizo neutralizaron el peligro. Todavía se resistió Rafa, anulando la primera bola de partido, pero no pudo hacer ya nada con la segunda.

Roger jugó muy serio, de forma brillante y aprovechando las ventajas que le da la pista en altitud. Nunca quiso entrar en el peloteo, donde sabe que es inferior a Rafa, capaz de devolver las bolas más complicadas. Cuando la pelota atravesaba tres o cuatro veces la red, Federer se inventaba un golpe para acabar el punto. Le salían todas las dejadas para desesperación del mallorquín.

También se centró en machacar el revés de Rafa, que no estuvo tan fino como en otras ocasiones y, sobre todo, le hizo correr de punta a punta de la pista. Nadal, aunque a veces lograba alcanzar la bola, lo hacía tan forzado que erraba.

Rafa, por su parte, sacó mucho mejor de lo que acostumbra, pero no fue suficiente y así lo reconoció al término del partido: Roger fue mejor. Y no puso excusas del extenuante partido que tuvo que remontar ante Djokovic ni se lamentó por la derrota.

El Open de Madrid con las dos categorías tiene mucho que mejorar. Para empezar la larguísima, aburridísima y mal organizada entrega de trofeos. Las llaves gigantes de los coches para los ganadores que entregó una ilustrísima Hillary Swan volvieron a las manos de la actriz porque ni Safina ni Federer sabían qué hacer con semejantes mamotretos.

Es la primera vez que en la ceremonia de un torneo no se permite hablar a los ganadores y los subcampeones –al menos TVE no lo emitió- y, desde luego, cuando se entregan los trofeos se da por supuesto que se entregan los cheques. No es necesario repetir toda la parafernalia, que es lo que ocurrió.

Y, por cierto, TVE debería entender que cuando se entregan los trofeos los protagonistas son los ganadores y no un futbolista que está entre el público.

Nadal y Djokovic, homéricos


Porque la semifinal del Open de Madrid fue eso, épica. Héctor y Aquiles frente a frente. 4 horas de batalla, de oler la derrota, de esquivarla. Uno de esos partidos que se quedan en el recuerdo y que se deciden por ínfimos detalles y así lo reflejó el marcador: 3-6 7-6 7-6.

Las cosas no empezaron bien para Nadal, que perdió en un visto y no visto el primer set por 6-3. Un set en el que Nadal no dispuso de ninguna posibilidad de ruptura, mientras el serbio hizo buena una de las dos oportunidades que tuvo.

El segundo set fue poder a poder. Ambos jugadores dispusieron de bolas de ruptura, pero ninguno pudo materializarlas, Djokovic en cuatro ocasiones, lo que le hubiera dado el partido. Todo se decidió en el juego decisivo que cayó del lado de Nadal.

A estas alturas del partido, ambos jugadores habían requerido la presencia del fisioterapeuta. Nadal volvió a envolverse una rodilla con ese vendaje que suele utilizar y Nole necesitó de masaje y estiramientos.

El tercer set tuvo buenos augurios para el hoy número 4, rompiendo el servicio de Rafa. Pero el empeño del mallorquín en ganar y una cierta relajación volvieron a poner las cosas como estaban. Y así, de nuevo, a la muerte súbita. Todo ello adobado con los mejores golpes que se puedan imaginar y respuestas no menos espectaculares.

Los juegos se sucedían mientras los contrincantes se empeñaban en peinar las líneas y Nadal, visto el estado físico de Nole, dejó a un lado su obsesión de machacarle el revés y empezó a mandar bolas de esquina a esquina. A Djokovic le faltaba el aliento, su resistencia física está lejos de la del mallorquín. Aún así, aguantó mejor que peor la avalancha que se le vino encima y consiguió llegar ileso al nuevo desempate, en el que Djokovic estuvo a punto de amargar la fiesta de la grada si llega a transformar alguna de las tres bolas de partido de que dispuso.

Djokovic hizo un partido de 10, pero cómo él mismo dijo, ni jugando perfecto es capaz de ganarle a Nadal en tierra batida. Como un Don Juan clamaba al cielo cada vez que consiguiendo golpes imposibles de devolver, aumentaba el marcador de Rafa.

Se resistió en el último juego hasta el 11-9 que apareció en el marcador. El reloj señalaba que habían estado en la pista 4 horas y 2 minutos.

Nole se fue rodeado por la ovación del público que abarrotaba la pista y con las palabras de reconocimiento de Nadal. Poco consuelo. Pero ambos regalaron el mejor partido que se ha visto en la recién estrenada Caja Mágica y posiblemente uno de los mejores que se recuerden en esta superficie.

La otra semifinal tuvo poca historia. Federer hizo lo que tenía que hacer en el momento en que tenía pensado hacerlo. Rompió el servicio de Del Potro cuando éste no tenía posibilidad de reacción en poco más de una hora.

Hoy saltará a la pista más descansado.

martes, mayo 12, 2009

Antonio Vega

Cuando alguien de tu generación se muere; cuando ese alguien es además la voz que te ha acompañado tantas veces; cuando has murmurado, cantado y tarareado sus canciones, te quedas un tanto destrozado. Especialmente cuando es un superviviente que ha conseguido atravesar, no sin daños, tantos abismos; cuando tantos contemporáneos han quedado en la cuneta. Cuando uno llega a determinada edad superando las trampas de la vida, se merece alcanzar la vejez.

Antonio Vega todavía me acompaña en ese cd que, mal que le pese a la SGAE –donde dicen pondrán la capilla ardiente- llevo en el coche con las músicas que me gustan. Un cd sin coherencia de estilos, dónde se escucha la suite nº 1 para cello de Bach y a continuación “El sitio de mi recreo”.

Y aquí estamos, mi compañera Carmen y yo, destrozando a dúo "La chica de ayer"