sábado, noviembre 12, 2005

La infanta

El nacimiento de la infantita ha traído un gran revuelo constitucional. Ahora resulta imprescindible una reforma justo en ese tema, la herencia. Ya están los tertulianos haciendo cábalas y pronósticos sobre la educación, las amistades, la crianza …

Resulta agobiante. Un ser tan pequeño y, sin saberlo, todo el mundo le está organizando el futuro.

Supongo que ya hasta habrán diseñado el plan de estudios. Habrá un estilista que determinará que color de pelo es el más apropiado y cual será el largo de falda que más le favorece.

Le darán caprichos, claro está, teniendo en cuenta que lo importante de su vida ya lo decidirán otros.

¿Y si la niña quiere ser electricista? Pues que haga chapuzas en casa. Le comprarán un cheminova, o como demonios se llame el juego de electricidad, y listo.

Llega la infantita cuando concluyo “Perro callejero”. En la novela, el padre de la heredera pregunta al chambelán: “¿Pero qué quieren las princesas?”. Unos capítulos más adelante se sabe qué quiere la princesa: dejar de serlo.

Así que ambos, rey y heredera, hacen lo impensable: redactan y firman su abdicación. Inglaterra será una república por decisión de la Corona.

Ya que nos ponemos a la reforma constitucional, que sea sin mariconeos. Forma de estado: república parlamentaria. Por cierto, votaría que no hubiera presidente de la república.

jueves, noviembre 03, 2005

Hay días

Hay días en los que una no está para nada. Son jornadas en las que parece que nos han echado mal de ojo y cualquier cosa que se emprende sale, indefectiblemente, mal.

La ley de Murphy incluso se queda corta en esos días.

Ayer fue uno.

Fui recoger dos ordenadores que estaban estropeados. Llegué al servicio técnico a las 11:30, una hora comercial. Llamé al timbre y vi en la puerta un cartelito minúsculo que ponía: "Vuelvo en 15 minutos".

Tres cuartos de hora más tarde seguía esperando. Otra persona esperaba también conmigo en la acera. Se decidió a llamar a un teléfono que aparecía en un cartel. Después de hablar un par de minutos me dijo:

- He llamado, ha saltado un contestador, me ha dado un teléfono móvil, he llamado y me han dicho que mejor volvamos por la tarde.

Cabreo inmenso, claro. ¿Por qué pone que vuelve en quince minutos si no piensa volver? ¿Por qué no baja el cierre metálico de la tienda? ¡Menuda tomadura de pelo!

Me fui con el propósito de volver a la tarde y montar un pollo de padre y muy señor mío.

Regreso a casa a comer y le pido a mi hija mayor que luego me acompañe a por los ordenadores.

Me dice que: "Oh, mamá, tengo cosas urgentísimas que hacer".

Inquiero sobre esas urgencias que resultan ser devolver el disfraz de la pasada fiesta de Halloween.

Me trago el enfado y cuando voy a poner el coche en marcha hace: "pffffffffff". No tiene batería.

Respiro hondo. He visto el coche de mi hija en la calle. Se va a quedar sin devolver el disfraz, pero cuando salgo a buscarla ... ha desaparecido.

Llamo a su móvil: "El teléfono marcado está temporalmente fuera de servicio".

Mando un mensaje: "Vuelve a casa cagando leches".

No hay respuesta.

Llamo a mi marido quien asegura que está haciendo un par de cosas urgentísimas, pero que viene en cuanto las termine.

Son las cinco de la tarde.

A las 7 llama mi marido:

- Se ha llegado el coche la grúa.

Llega mi hija:

- ¿Por qué no contestas al teléfono? ¿No lees los mensajes?

- ¿A qué número has llamado?

La niña se ha cambiado de número de teléfono y no le ha faltado tiempo para comunicárselo a toda su peña, pero no a la familia, claro está.


Pienso que me pueden caer 12 años, pero seguramente si explico las circunstancias el juez será comprensivo.

Bajamos a Valencia a ver si conseguimos llegar antes de que cierren el servicio técnico, a las 20:30 horas.

Al fin y al cabo es su jodido ordenador y es ella la que está dando la brasa de que lo necesita.

Cogemos un atasco. Opta por una vía alternativa. Cogemos un atasco, logramos salir a través de unas callejuelas infames. Atravesamos un barrio desconocido. Nos vemos bloqueadas en otro atasco. Se me ha terminado el tabaco. Veo un estanco y conmino a mi hija a que pare. Bajo y compró un paquete. Seguimos buscando un camino despejado para llegar a Valencia. Pillamos otro atasco. Llevamos una hora dentro del coche. Es imposible que lleguemos al servicio técnico antes de que cierren.

Damos la vuelta. Vemos el coche de mi marido aparcado.

- A ver, ¿dónde te has metido?, le espeta a mi hija.

-Y tú, ¿dónde has dejado aparcado el coche para que se lo lleve la grúa?

- Ejem, delante de la Generalitat.

Hay días que ....