El nacimiento de la infantita ha traído un gran revuelo constitucional. Ahora resulta imprescindible una reforma justo en ese tema, la herencia. Ya están los tertulianos haciendo cábalas y pronósticos sobre la educación, las amistades, la crianza …
Resulta agobiante. Un ser tan pequeño y, sin saberlo, todo el mundo le está organizando el futuro.
Supongo que ya hasta habrán diseñado el plan de estudios. Habrá un estilista que determinará que color de pelo es el más apropiado y cual será el largo de falda que más le favorece.
Le darán caprichos, claro está, teniendo en cuenta que lo importante de su vida ya lo decidirán otros.
¿Y si la niña quiere ser electricista? Pues que haga chapuzas en casa. Le comprarán un cheminova, o como demonios se llame el juego de electricidad, y listo.
Llega la infantita cuando concluyo “Perro callejero”. En la novela, el padre de la heredera pregunta al chambelán: “¿Pero qué quieren las princesas?”. Unos capítulos más adelante se sabe qué quiere la princesa: dejar de serlo.
Así que ambos, rey y heredera, hacen lo impensable: redactan y firman su abdicación. Inglaterra será una república por decisión de la Corona.
Ya que nos ponemos a la reforma constitucional, que sea sin mariconeos. Forma de estado: república parlamentaria. Por cierto, votaría que no hubiera presidente de la república.
2 comentarios:
¡Salvemos a las princesas! ¿No te parece un bonito lema para una nueva ONG? Me has dejado conmovido en tu defensa de la normalidad para todos. ¿Café para todos? ¡No! Normalidad para todos. Tenemos que hacer una plataforma para salvar a nuestra Leonor porque es del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. ¿Y si cuando crezca y piense no desea ser normal? Esperemos que su educación no quede en manos de rancios monarquicos. Quiero una princesa rumbosa y carnal que haga top less y no pare de ofrecer escándalos a la prensa rosa. Una princesa con clase y estilo propio (como Stefania de Monaco). Una princesa que haga botellones y se divorcie una vez al año. ¿Es demasiado pedir? No permitamos que conviertan a nuestra Leonor en una mujer sosa, neutra, sonriente y culta como es nuestra reina Sofia.
Bueno, se me olvidó comentar que la heredera ficticia de "Perro callejero", además de querer dejar de ser princesa, quería convertirse al Islam ... No sé si semejante decisión sería interpretada como políticamente correcta en los tiempos que corren.
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