jueves, diciembre 18, 2008

Pasapalabra

Lo confieso. Veo Tele5. Sólo de 20:10 a 21 horas. Justo, Pasapalabra. Fue el pasado verano cuando topé en un zapineo con ese programa y me hice adicta. Primero yo y luego el resto de la familia.

Es un concurso malicioso, ya que uno no tiene sólo que demostrar ciertos conocimientos, sino que tiene que neutralizar las barbaridades que cometen los invitados famosillos que le flanquean. Los invitados no tienen la misión de ayudar, sino de joder la vida al concursante con la ignorancia más elevada que pueda imaginarse.

Me asombra que los concursantes, gente anónima, sea tan pacífica con los “famosos” que, se supone, tienen que contribuir a la acumulación de puntos que convenientemente transformados en segundos proporcionan el tiempo con el que jugar a las definiciones.

Porque si estuviera yo en su papel, más de un invitado habría salido con un ojo morado, traumatismos craneales y señales inequívocas de estrangulamiento.

Pasapalabra se nutre de invitados procedentes de la propia cadena: presentadores de otros programas; actores de series .... Otros son actores a punto de estrenar una obra de teatro y en algún caso deportistas. Hay señoritas monísimas cuyo atributo principal no es, lamentablemente, el cerebro. Y ex autores de canción del verano que me despiertan los más bajos instintos asesinos.

Me refiero al Koala. Todo un personaje. Hace unos días quedó en blanco en las dos primeras pruebas del concurso. No disparó ni una. En la tercera prueba, que consistía en emparejar nombres de presidentes de Estados Unidos con algún hecho de su vida relevante, dejó dos perlas.

Pregunta: abolió la esclavitud
Respuesta: Bush

Pregunta: Marilyn Monroe le cantó Cumpleaños Feliz
Respuesta: Nixon

Entonces te imaginas al concursante que echa mano al sobaco, saca una glock y vacía el cargardor sobre semejante ¡koala!

miércoles, diciembre 03, 2008

Estalla la macroburbuja megalomaníaca


FAO –cuya cabeza visible es Alejandro Zaera- ha renunciado a dirigir el proyecto que le había tocado en suerte en la Ciudad de la Justicia de Madrid. Ese megaproyecto absurdo de la Comunidad de Madrid que había empezado a construirse en los lindes de una carretera de circunvalación y la nueva ciudad deportiva del equipo del alemán.

Como todos los proyectos urbanísticos de los últimos tiempos, aquí no se mueve un ladrillo que no esté firmado por un arquiestrella y todos los proyectos, por supuesto, deben ser singulares.

El despropósito –al margen de despojar al centro urbano de los juzgados y llevarlos al extrarradio creando un polígono en lugar de industrial, judicial- empieza con la premisa de que los edificios, todos, deben ser de planta circular.

A lo mejor la historia de la arquitectura y el planteamiento urbanístico están equivocados desde sus inicios al apostar decididamente por las plantas rectangulares, empezando por el Partenón. Lo redondo es guay, es moderno, es ¿transgresor? ...

Así que Madrid, la comunidad, apuesta por edificios de servicios –judiciales- que sean un hito arquitectónico. Da igual el uso al que están destinados, el trabajo que se vaya a desarrollar, el flujo de personas, las necesidades ... Un edificio redondo tiene más posibilidades de salir en una revista de arquitectura y si hablamos de 15, ni te cuento.

FAO proyecta el edificio del Instituto de Medicina Legal, que por su propia función tiene características constructivas y de equipamiento especial, más costosas que un edificio meramente administrativo. Para la ejecución, la empresa constructora cuenta con un presupuesto que no llega a 1.000 euros metro cuadrado.

Con el edificio a medias, visto que con ese presupuesto era imposible realizar una obra que con unos mínimos de calidad, especialmente con los requisitos técnicos que exige, FAO abandona el proyecto y viene a aducir que no quiere que su prestigio se vea afectado por el resultado de las obras.

Hay rumores de que algo similar se está cociendo en otros estudios de arquitectos megaestar y que el macroproyecto de la Ciudad de la Justicia empieza a tambalearse.

La Comunidad de Madrid se ha empeñado en tener sus edificios emblemáticos y para ello no ha dudado de emprender un proyecto insensato, sin pies ni cabeza, eso sí, con firmas de glamour, al costo que sea. Eso sí, como son edificios públicos, hay que hacer concurso, otra cosa es que sottovoce se diga a los proyectistas que no se preocupen por el presupuesto, que eso se renegociará cuando haga falta.

Hay un fraude de inicio, una estafa a todos aquellos estudios que ingenuamente participan y que están descartados porque no tienen un sello de relumbrón, despreciando el trabajo realizado.

Hay otro fraude, cuando se adjudican obras por unos precios que todo el mundo sabe que son irreales y que serán renegociados.

Todo se descubre ahora, con las vacas flacas, cuando no hay euros en las arcas que gastar y los presupuestos van a tener que ajustarse a lo aprobado o sufrirán levísimos ajustes.

Como asegura un estudio de arquitectura con una amplia experiencia en proyectar edificios judiciales y que, por extraño que parezca, han quedado fuera del macro parque temático judicial de Madrid, sólo hay dos finales: el fracaso o el fraude.

“Apostaron –asegura el estudio MMN- por la arquitectura espectáculo frente a la solución de un problema como la necesidad de instalaciones judiciales, pero lo que no se puede pretender es hacer barato un redondel de ésos; los proyectos van a caer en dominó porque no hay quien construya esos edificios por 1.000 euros o menos el metro cuadrado, la cadena de dimisiones es ya imparable".


Uno ve el proyecto, hasta 15 plazas de toros, y claro, la imagen es obvia: la justicia toreando al pueblo.