Ayer por la tarde, como hago todos los viernes que las tareas profesionales y domésticas me lo permiten, me acerque a mi librería de cabecera. Sobre el cierre metálico una cartulina y en ella escrita con rotulador: "La librería La Máscara ha cerrado". Así que tengo un disgusto de no te menees.
Iba con mi lista de la compra, un par de Sciascias que no tengo y "Asfixia" de Palahniuk. Me volví, claro está con las manos vacías y una enorme tristeza.
Era la única librería de verdad que estaba en mi reducido circuíto urbano. Buscar otra me da una inmensa pereza, soy animal de costumbres. Y me niego rotundamente a usar macrotiendas en las que los libros se ofrecen como sacos de patatas. Me niego a comprar a alguien que le da lo mismo vender libros que calcetines. Me quedan pocas opciones, igual me da por la compra por internet.
En fin, que estoy estupefacta, sin saber qué hacer.
16 comentarios:
Alicia, imagino como se siente. Acá he vivido duelos semejantes, sobre todo durante la crisis financiera de hace cinco años. Las librerías son espacios imprescindibles en las vidas de los lectores, que no nos adaptamos a sitios impersonales donde solamente se venden best sellers, y quizás algún clásico de moda.
Intente buscar una a su gusto y medida, en otro barrio. Sé que la encontrará. Ninguna reemplazará aquella, lo sabemos, pero al menos podrá sentirse "viva" entre libros, algo que con internet nunca conseguirá.
Sabe porqué cerró su librería favorita?
Laura, no tengo ni idea. Fuí hace dos semanas y todo tenía un aspecto normal. Me llevé dos libros: uno de Don Delillo y otro de Cormac McCarthy.
No había ofertas ni liquidaciones ... nada que augurara un cierre tan rápido.
Alicia, encontré este artículo en el que, al parecer, sus dueños están cansados!
http://www.e-valencia.org/index.php?name=News&file=article&sid=9661
Saludos
Muchísimas gracias, Laura. ¡Qué detallazo! Al menos sé que seguirán haciendo labor cultural. Lo que me entristece es que nadie de la familia haya querido hacerse cargo de la librería, ya que en los últimos años veía siempre al hijo de los propietarios atendiendo al público.
Al cerrarse un espacio singular para nosotros también se clausura nuestro futuro en ese lugar. Los sueños felices tendrán que emigrar a la estafeta de correos. También tiene su aquél abrir el buzón y encontrarse con el aviso del pedido, ponerse a la cola, abrir el paquete,... es otra erótica; pero habrá que aprenderla.
Un saludo
La verdad es que te comprendo, eso ha supuesto como un agujero difícil de tapar, una librería como la describes, esconde algo más que libros, también esa magia de mirarlos y hojearlos como si fueran amigos.
Un saludo
Dr. Strangelove (no me dejaba acceder)
Te entiendo perfectamente. No sé si la compra por internet va a ser la alternativa. A mí me gusta preguntar, dejarme orientar, cotillear, abrir los libros de los estantes, huir de la recomendación comercial del momento.
En fin, que tengas mucha suerte en tu búsqueda.
Saludos
Pues sí, es un dilema. Porque para empezar me gusta el olor de las librerías, curiosear, descubrir ese ejemplar sorprendente, espiar qué cogen en sus manos otros clientes...
El otro problema es que mi creciente agorafobia es un impedimento para lanzarme a la búsqueda y descubrimiento de establecimientos apetecibles... en el caso de que en esta urbe provinciana y con pretensiones de nuevo rico los hubiera, que no estoy muy segura.
Entrar en la ciudad es cada vez una tortura mayor y sólo imaginarme rodeada de multitudes me da escalofríos. Aunque quizás no sea agorafobia, sino simplemente misantropía.
En cualquier caso, agradezco sinceramente sus recomendaciones y estén seguros de que haré lo que esté en mi mano por no perder el contacto con las librerías de antaño. Les confesaré que durante tres años de mi periplo universitario trabajé en una librería de ese tipo y resultó una de las experiencias más provechosas de mi vida.
Pues yo casi precisamnete por una fobia me decanto más por las librerias grandes e impersonales, tengo pavor y una vergüenza extrema a que nada más entrar en una tienda (en este caso libreria) me pregunten que quiero, colorada es poco comparando el color que toma mi rostro, prefiero mirar, perderme entre elloos y sólo cuando no lo encuentro y sólo si lo necesito imperiosamente entonces pregunto. Eso no quiere decir que me deje llevar por las recomendaciones comerciales del momento.
un beso
¿Estamos ante un mal endémico?
Mira esto:
http://doceavanoche.blogspot.com/2007/01/la-literatura-esta-de-luto.html
Saludos
Desde luego tiene razón, Dr., parece una epidemia. Y lo malo es que parece no exitir vacuna ya que una especie más resistente está invadiendo el hábitat natural de nuestras queridas y viejas librerías.
Maldita evolución de las especies.
Los Sciascias es algo a lo que no debes renunciar.
La entiedo tanto!!! Yo también me he quedado sin mi librería, estoy perdida. Pero me acercaré a despedirla como se merece!!!
Muchas gracias por su visita a mi Noche.
Pronto las librerías podrán visitarse en museos de todo el mundo como obras de arte de la antiguedad. Dices que no quieres comprar libros en centros comerciales. Lo malo es que ahora hay centros comerciales de libros, donde los chicos que atienden no tienen ni idea de quién es Irene Nèmirovski pero conocen perfectamente a Belén Esteban.
En fin, que te comprendo.
Un saludo
Algo se muere en el alma cuando un librero se va, que cantaba la copla.
La pregunta es: ¿de quién es la culpa? ¿De los agobiantes centros comerciales, que compiten con tremenda ventaja? ¿De una sociedad aborregada? ¿De la masificación de la cultura de tabla rasa?
Sea como fuere, descanse en paz.
En mi barrio la única papeleria que queda está resistiendo porque en una parte han puesto artículos de baño, choca pero por lo menos están ahí dando servicio.
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