domingo, febrero 04, 2007

¡Ay aquellas series de antaño!

Hace unos días tope en uno de los digitales con una serie que tiene toda la pinta de abominable: una vuelta de tuerca sobre C.S.I. En este caso, criminalistas militares americanos. El acabose. Pero bueno, el comentario no iba por ahí, sino porque uno de los protagonistas de la misma es David MacCallum. Y ustedes se preguntarán quien demonios es ese señor, ya de edad más bien avanzada. Pues nada menos que EL AGENTE DE CIPOL. Bueno, uno de los dos agentes de CIPOL, el otro es Napoleón Solo, digo, Robert Vaughn.

Esa serie, de mediados de los 60 en Estados Unidos y finales en España, es uno de esos recuerdos vívidos de mi infancia. Esperar el día de emisión en la única televisión de España –no sé siquiera si existía la 2 (entonces conocida como UHF)-, por supuesto en blanco y negro y con doblaje portorriqueño o algo así.

Napoleón Solo –la mitad atractiva de la pareja de espías- estaba fielmente escoltado por Illya Kuryakin, es decir, David Mac Callum. La cuestión es que cuando le ví al ya añoso Mac Callum, lejos del jovencito y rubísimo personaje –ustedes perdonarán, pero hasta tenía cromos que coleccionaba de personajes de televisión- exclamé: “¡Illlya Kuryakin!”. Y mi marido me miró y movió la cabeza de un lado a otro. “Que sí, hombre –le dije- el hombre de CIPOL”.

Y claro, acabamos hablando de nuestras series míticas. Una era, obviamente, la citada. Pero surgieron más escarbando en la memoria. Por supuesto “El agente secreto” y su secuela “El prisionero”, protagonizadas por Patrick McGoohan. De la segunda ya se ocupó en su día Portnoy en su blog.

CIPOL era como una fusión de FBI y CIA. Sus objetivos eran amplios: desde el crimen organizado a los temibles y odiosos espías soviéticos. Los dos agentes, Napoleón Solo –que no me negarán que el nombre del personaje no tiene tela- y el rubio Kuryakin tenían un jefe más feo que picio.

Sin llegar a la sofisticación de 007, era una serie de glamour. No en vano el propio Ian Fleming participó en la gestación. Vaughn era la versión televisiva y americana de Bond, un ligón de cuidado, pero frío a la hora de disparar. Incluso creo recordar que posaba en típica pose Bond: el cañón de la pistola rozando la mejilla, mientras que Solo iba atildado con smoking, camisa almidonada y corbata de lazo.

La serie fue un exitazo, hasta el punto que tuvo hasta cuatro secuelas cinematográficas, con los mismos protagonistas.

Era de lo más entretenido y, desde luego, procuraba no perderme ningún episodio, aunque con frecuencia iban adornados con uno o dos rombos. Chocaba que tan secreta y poderosa organización tuviera su entrada por una tintorería, una chusca coincidencia con otra de las series más escacharrantes de la época: Superagente 86, que lo hacía a través de una cabina telefónica.


P.S.: Dado que voy a pasar un par de semanas bastante agobiada de trabajo, les doy un descanso y me disculpo por no visitar los estupendos blogs de los que soy habitual lectora y comentarista.

8 comentarios:

Portnoy dijo...

Hay que ser antiguo para acordarse de esa serie... yo me acuerdo.
;-)
Salud

Unknown dijo...

Tengo vagos recuerdos y me gustaría volver a ver algo. La tenía en el desván de la memoria y me la has recordado.

Un saludo y que te sea leve el trabajo.

Anónimo dijo...

No la he visto, pero, por referencias y lecturas, conozco al personaje de Napoleón Solo. Tengo la impresión de fue una serie coyuntural demasiado dependiente de su estética. Al contrario que Maxwell Smart. Él, más que intemporal se podría decir que es eterno. Y su zapatófono también.

Inspeculum dijo...

Que todas (pero todas) esas series están inscritas en la visión paranoica de la posguerra lo sabe hasta mi hija de 12 años.
El agente de C.I.P.O.L., tal su título aquí en Argentina, no era la excepción. Incluso su marco estético tampoco es original.
Eso pienso, o creo pensar, ahora.
Pero también me recuerdo a mí mismo a los 8 años, viendo a Napoleón Solo seducir mujeres increíbles sólo con la mirada, un verano muy caluroso, con mi tío Manolo a mi lado, embobado con las minifaldas, ambos con los pies en una palangana llena de agua fresca.
Hacía mucho calor.
Y ahí se me van a la mierda las interpretaciones.
Saludos
A.

pcbcarp dijo...

¡Ilya Kuriakin! Todo el mundo (es un decir) recuerda a Napoleón Solo y tan pocos a Kuriakin... Tengo entendido que abandonó el oficio y sólo volvía de vez en cuando. Supo retirarse a tiempo y así evitó tener tratos con el equipo A.

Un amigo mío se dedica a bajarse episodios de aquellas series que nos tragábamos (si nos dejaban por la cosa de los rombos) en la época del impronting:no ya viaje al fondo del mar o la conquista del espasio, sino cosas tales como Mannix o el rebelde, que ya son para nota.

Tanhäuser dijo...

Te confieso que no la he visto nunca. De todas formas es agradable encontrarse de nuevo con aquellas series que nos hicieron disfrutar tanto de niños.

Saludos

anilibis dijo...

Yo tampoco la he visto, o no creo recordarla. Pero estoy en un momento "revival" y todo lo que me remonte a esos tiempos es bienvenido. Saludos y que sea leve el trabajo ...

Por cierto, Alicia, ¿en qué trabaja usted?

Alicia Liddell dijo...

Srta. Anilibis, su pregunta sólo será contestada delante de mi abogado y el mensaje se autodestruirá en 10 segundos.