Transcribo de El País
Los Mossos d'Esquadra investigan la desaparición de un ciudadano suizo cuando hacía un viaje gastronómico por los 68 restaurantes distinguidos con tres estrellas Michelin y que fue visto por última vez el 14 de junio en El Bulli de Roses (Girona), según ha confirmado la Policía catalana, que no ha recibido ninguna denuncia al respecto. El gourmet suizo, Pascal Henry, de 46 años, hacía esta ruta apadrinado por el famoso chef Paul Bocuse. Tenía previsto pasar por el País Vasco después de su estancia en Cataluña, aunque no llegó a esta cita, según ha avanzado La Vanguardia.
Henry apuntaba los menús que comía en una libreta a petición de Bocuse, que envió un fax a todos los restaurantes para que dispensaran un buen trato al comensal. Esta libreta se quedó en El Bulli, cuyo director y socio del cocinero Ferran Adrià, Juli Soler, declaró a que Henry "acabó de cenar, dijo que salía un momento a buscar una tarjeta de visita y ya no volvió". Los Mossos se han puesto en contacto con los familiares del desaparecido para recabar información que pueda ayudar en la investigación.
(hasta aquí la cita)
Hipótesis: El suizo, a pesar de contar con una tarjeta platino al tener una suculenta cuenta en un banco idm, hizo un popular "simpa" al ver la cuenta.
Hipótesis 2: Alguien leyó lo que apuntó en la libreta, no le gustó lo que leyó y decidió que iba a parecer un accidente.
Hipótesis 3: Un chef rival de Ferrán Adrià buscó venganza.
Podía seguir con las hipótesis, pero son las 13:56 y en cuatro minutos comienzan mis vacaciones.
En cualquier caso, que buen argumento para una novela policiaca.
3 comentarios:
La verdad es que da para más de una novela, ¡es un serial entero!
Mi hipótesis: el suizo no se hizo el sueco, pero pidió ketchup para mojar unas virutas de pommes de terre deshidratadas, algo que al iluminado Adrià no le fascinó en demasía. El multipremiado chef de calvicie incipiente se sintió ofendido sobremanera y le arreó una colleja en el cogote, tal que así como se mata a los conejos. El suizo, del susto (y por no alterar la sempiterna neutralidad de su país), salió por patas tierra adentro y monte arriba, hasta topar con un ermitaño con el que purga sus pecados contra la nouvelle cuisine deconstruie.
Y si no pasó eso, estuvo cerquita de hacerlo.
Jejejejeje. Apunte el argumento, porque de esta nos comemos los culebrones venezolanos. Tendremos para lo menos cuatro temporadas, en plan Perdidos.
¡Fué un simpa!!!
Tanto lío para nada.
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