Jorn Utzon ha muerto con 90 años. Utzon es el artífice de un mito. Un mito que le dio muchos quebraderos de cabeza y del que durante largo tiempo repudió. Utzon casi fue declarado persona non grata a cuenta de su obra.Una obra que hoy día es una de las más reconocibles del mundo: la ópera de Sidney. Como otros edificios ambiciosos, la ópera de Sidney se fue de presupuesto, con problemas constructivos y retrasos de la entrega. Finalmente Utzon fue despedido y el interior fue proyectado por otros arquitectos. Sin embargo, algunos años más tarde Utzon fue de nuevo llamado para reformar el interior que él no había proyectado para introducir mejoras acústicas.
El fallecimiento de Utzon y el inevitable recordatorio de su obra más célebre me lleva a proponer una especie de decálogo de los edificios del siglo pasado que en sí mismos representan una ciudad.
La ópera de Sydney, de Jorn Utzon
El Chrysler de Nueva York, William van Allen
El Transamerica Piramid de William Pereira en San Francisco
El Gungenheim de Bilbao, de Frank Gehry
La Sagrada Familia de Barcelona, de Gaudí
La Neue Gallerie de Van der Rohe en Berlín
El Axe de Norman Foster en Londres
Centro Pompidou de Renzo Piano y Richard Rogers, París
Y no me salen más, así que se queda en 8
Y no pongo las fotos de todos porque por alguna razón no puedo poner las fotos donde quiero.




Con un contundente 6-3 6-2 y 6-3 David Nalbaldian ha solventado el primer partido de la final de la Copa Davis ante David Ferrer. Nalbaldian ha realizado un juego perfecto: contundente, preciosista en ocasiones y efectivo. Ferrer, por el contrario, nunca estuvo asentado en la pista y él mismo confesó, al concluir el encuentro, que no había dado la talla.
Las grandes esperanzas suelen derivar en grandes decepciones. Está todo el mundo alborotado con el triunfo de Obama en las presidenciales de Estados Unidos. Todos esperan un cambio, todos esperan que Obama lidere una vuelta a la política humanística, entendida como una política para el pueblo y no las corporaciones. Una política más doméstica y menos hegemónica. Una política menos agresiva y más dialogante.