Todavía es capaz de sorprender. Rafa Nadal, con sólo 22 años, ha ganado ya 13 Masters Series o, con la nueva denominación, Masters 1000. Desde que empezó la temporada ya se ha adjudicado los dos primeros grandes torneos del circuito: el Open de Australia y ahora Indian Wells.
Al otro lado de la red, la gran revelación: Andy Murray. El escocés, además, venía de vencer casi de forma humillante a Federer en semifinales, endosándole un 6-1 en el tercer set. Para más suspense, Murray había ganado a Nadal en sus dos últimos enfrentamientos.
El partido empezó con retraso debido al viento. Un viento que en momentos se hizo francamente incómodo para los jugadores, pero que Nadal supo poner a su favor.
Murray, aparentemente, iba como favorito, tanto por el excelente juego desplegado a lo largo de la semana como por la estadística favorable frente a Nadal. Y, sin embargo, no tuvo la más mínima oportunidad.
A las primeras de cambio, Nadal conseguía ponerse por delante en el marcador. Rafa alargó los puntos todo lo que pudo, jugó con bolas altas y reveses cortados y, en cuanto Murrray dejaba un resquicio, sacaba esa derecha asesina que posee para adjudicarse el punto o provocar el error de su rival.
Murray, por su parte, no pudo contar con su saque y se fue sin ningún punto directo. Rafa restó con comodidad y conseguía dominar el punto con prontitud. Antes de que se diera cuenta, el escocés perdía el primer set por 6-1 sin que Nadal le permitiera disfrutar de una sola bola de ruptura.
El segundo set empezó más igualado, hasta el 2-2. Juegos en los que se pudieron ver puntos preciosos y dos gladiadores dispuestos a devolver lo imposible: globos, voleas... un repertorio capaz de satisfacer al más exigente. Pero de nuevo Rafa dispuso de bola de ruptura y consiguió ponerse de nuevo por delante en el marcador y detener el casillero de Murray. 6-2 en el segundo set y un nuevo título del español.
No fue un partido para hacer muchos alardes, aunque se hicieron, porque son dos jugadores correosos y con espíritu ganador. Sólo con ese espíritu, el de no dar una bola por perdida, es lo que cimentó la victoria de Murray sobre Federer en al semifinal. O la que hizo que Nadal levantara a Nalbaldian nada menos que cinco puntos de partido, para ganar el set y endosarle a continuación un sonrojante 6-0.
Nadal ha empezado el año imparable. Y más maduro, con más recursos y sensibles mejoras tanto en el servicio como en la volea. Ha perfeccionado el revés y ha conseguido con el cortado sea ahora tanto un arma ofensiva como defensiva.
Estamos ante un tenista más maduro, más inteligente en su juego, que sabe emplear con más eficiencia sus armas. Nadal ha ganado en potencia, serenidad y versatilidad. Hace tiempo dejó de ser un simple pasador de bolas. Ahora es letal.
5 comentarios:
Fue impresionante!
Yo es que ya no sé cómo definir a Nadal... ¿vale si digo que es la leche en polvo o que es la hostia en bici?
Ayer en el telediario explicaron el porqué de su pasada matadora que los contrincantes solo pueden seguir con la mirada, parece que el secreto son las revoluciones a las que va la pelota girando por el aire (5000 rpm creo que dijeron), entonces cuando toca el suelo, en lugar de botar y frenanrse un poco, sale disparada muy rasa... Acojonante :-)
Debo decir que no tengo ni idea de tenis eh? Me encanta verlo pero no soy un entendido, aunque me pareció muy interesante lo de ayer, calcularon esas rotaciones con una cámara superlenta....
Lo ví, lo ví. Que manía de descubrirnos los truquillos, que si los Reyes son los padres y tal.
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