Hay que reconocer que Mankell ha resultado ser el introductor de toda una generación de autores suecos más allá de las estrechas y frías fronteras escandinavas. Después de la novela negra clásica anglosajona, la variante sueca se ha convertido en un atractivo exótico.
Tras Mankell y su inspector Wallander han aparecido otros autores en el panorama editorial español y el más exitoso, sin lugar a dudas, Stieg Larsson que ha convertido a Lisbeth Salander en un personaje idolatrado por millones de lectores.
Los estilos son bien diferentes. Mientras que en Mankell la acción es casi mortecina, en Larsson es trepidante. Es más eficaz que la cafeína y eso lo reconocen todos aquellos que han caído en su embrujo: una vez que empiezas la novela –cualquiera de las dos que se han editado en español- es imposible dejarla.
Si en Mankell la más absoluta crueldad queda amortiguada por un relato pausado, en Larsson las atrocidades se presentan con crudeza.
Parece como si la narrativa negra sueca hubiera nacido con Mankell, pero no es así. Sjöwall y Wahlöö fueron los primeros que presentaron sus credenciales y a quienes ya dediqué una entrada en esta bitácora. En la actualidad, con el éxito editorial de Larsson, se reeditan sus novelas de los años 60 y 70 y en las que se perfila ya el estilo escandinavo: crítica política y social sin reservas.
Aprovechando el tirón de Mankell y sobre todo el éxito sin precedentes de Larsson –de quien sus incondicionales esperan la tercera y última novela de la serie Millenium babeando como perros hambrientos ante una pierna de cordero- la industria editorial, además de las obras de Sjöwall y Wahlöö, han descubierto el filón sueco.
Así aparece Klas Ostergren, de quien recuperan obras editadas hace casi 20 años y ambientadas en la misma época en la que el inspector Beck de de Sjöwall y Wahlöö llevaba a cabo sus investigaciones. Aunque no puede calificarse de novela negra, la obra de Ostergren es tan pesimista y crítica como la del resto de los novelistas suecos.
En España, hasta el momento, sólo se ha editado “Caballeros” y no tardará en aparecer “Gangster”, la continuación de la primera.
El capítulo femenino de esta invasión vikinga es Camilla Lackberg y su personaje Erica. Lackberg, sin embargo, abandona el espíritu combativo de sus compatriotas y se asemeja más a una moderna señorita Marple observando a sus vecinos. Literariamente tampoco resiste comparación. Su estilo es superfluo, con mucha descripción inútil, que no aporta nada a la trama. Un estilo propio de seminario para aprendices de escritores. Hay que reconocer que el argumento se presenta con cierta gracia. Novelas sin mayor pretensión que pasar un rato entretenido.
Esperemos con que nos sorprende la narrativa sueca en el futuro.
4 comentarios:
¿Los suecos no hacen ciencia ficción? Es que a mi casi toda la novela negra que he leído no... (Más bien es que me quedé traumatizado después de leer El talento de Mr Ripio y una que creo que se llamaba La chaqueta roja, de una colección que daban por 1€ con El País hace tiempo.
Vaya, pues a mi la tremenda Patricia Highsmith me parece una bruja perturbadora de cuidado. Es una de mis favoritas
A quienes citas hay que sumar la película de peculiar terror "Déjame entrar" (creo que estaba basada en un libro, pero ahora estoy muy vago como para mirarlo), también más sueca que el estilismo de ABBA.
PD: en mi casa anda rondando el primer ejemplar de Millennium, ¿lo leo o me ahorro el fenómeno editorial?
Fer, es muy adictivo. Desde luego, entretenido es un rato.
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