domingo, abril 04, 2010
LBJ (1)
Tres son los aspectos más notorios del mandado de Johnson: la guerra de Vietnam, la lucha por los derechos civiles y la carrera espacial. Los tres los heredó de su antecesor, JFK.
Lyndon Johnson, como todo el mundo sabe, accedió a la presidencia de Estados Unidos tras el asesinato de JFK y posteriormente ganó las elecciones de 1964. La imagen que nos ha trasmitido Hollywood y las televisiones es la de un patán texano, ataviado con sombrero y botas de montar. Sin embargo, ha sido, probablemente, el presidente que más ha hecho por la igualdad social en los Estados Unidos desde la segunda guerra mundial hasta el presente.
La década de los 60 fue la de la gran lucha contra la discriminación racial. En 1954 el Tribunal Supremo había abolido las leyes de segregación racial, abolición que afectó fundamentalmente a la segregación realizada desde los propios estados. Esto afectó, por ejemplo, a la escolarización.
Sin embargo, el movimiento segregacionista sureño no hizo mucho caso. El KKK campaba a sus anchas y las amenazas, palizas y asesinatos quedaban impunes. Hasta 1955 en el que la víctima, un adolescente de Chicago, fue apaleado, disparado y arrojado a un río en el estado de Mississippi.
Las fotografías del cadáver se difundieron ampliamente por todo el país. Los asesinos, dos blancos, fueron juzgados y declarados inocentes. La decisión del jurado provocó una oleada de ira en el norte y la reactivación del movimiento a favor de los derechos civiles.
Sólo un año más tarde se produjo el caso Rosa Parks, el del autobús, que concluyó con la abolición de la ley de segregación en el transporte público.
Hay que señalar que el sur en aquellos días estaba en manos de los demócratas y hasta el propio gobernador de Arkansas impidió a estudiantes negros acudir a clase en un colegio para blancos, una vez prohibida la segregación. Hasta el republicano presidente Eisenhower tuvo que mandar a los paracaidistas para hacer cumplir la ley.
El ambiente lejos de normalizarse se caldeó. En Mississippi una treintena de agentes federales resultaron heridos de bala en 1962 cuando protegían a un estudiante negro que hizo valer su derecho a acudir a la universidad.
La situación ya no era que los blancos quedaban impunes de sus crímenes; es que las fuerzas del orden atacaban a los negros con una violencia inusitada cuando reivindicaban sus derechos. Las imágenes de niños atacados por perros azuzados por los propios agentes de le ley o derribados con agua de las mangueras de los bomberos indignaron aun más a la población del norte.
Pero la gota que colmó el vaso fue el asesinato en 1964 de Michael Schwerner, Andrew Goodman y James Chaney, hecho ampliamente conocido especialmente por la película “Arde Mississippi”.
Esta era la situación racial que se encontró Lyndon Johnson cuando ganó las elecciones en 1964. Y esto fue lo que declaró un año más tarde.
“Como hombre de profundas raíces sureñas que soy, sé cuan crueles resultan los prejuicios racistas. Sé cuan difícil es cambiar las actitudes y la estructura de nuestra sociedad. Sin embargo, ha pasado un siglo desde que los negros fueron declarados libres y, a día de hoy, aún no lo son plenamente (…) Ha pasado un siglo desde que les fue prometida la igualdad y todavía los negros no son iguales. Ha pasado un siglo desde el día en que se hizo esa promesa y la promesa no se ha cumplido. Ha llegado, pues, la hora de la justicia”.
El discurso lo pronunció al presentar la Ley de Derechos Electorales, la ley que garantizaría el derecho a voto de los negros.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Memoria histórica. Aportamos nuestro granito de arena contra los mitos publicitarios. Ese era el mundo libre.
Hace 35 años en España una mujer no podía salir de casa de sus padres antes de los 25 sin autorización, salvo para casarse o meterse monja. Una mujer casada no podía disponer de sus bienes, ni abrir una cuenta bancaria, ni viajar sin permiso del marido; el adulterio era un delito (para la mujer), la edad mínima para el matrimonio eran los 12 años... Y nos tiramos el moco de lo modernos que somos.
¡Ah, dilecto amigo! Yo tuve que hacer el Servicio Social para solicitar el pasaporte. Probablemente nadie se acuerde, pero era una especie de "mili" femenina, que se cumplía en la Sección Femenina de Falange y de las Jons. Eran 12 meses. En mi caso me tocó alfabetización, o sea, enseñar a leer y escribir a chicas que venían a servir a Madrid. Y no estoy hablando del siglo XIX, sino de los años 70.
Es decir, en los años 70 habían todavía mucho analfabetismo en este país, especialmente entre las mujeres del campo.
Por supuesto, mi padre tuvo que ir conmigo a la solicitud del pasaporte, otorgándome su permiso, no me fuera a fugar a algún país disolvente como Francia o Inglaterra.
Publicar un comentario