Un sistema de medidas universal contribuye al avance de las civilizaciones. Facilita el comercio, delimita las propiedades, determina distancias y nos proporciona información imprescindible para todas las labores humanas.
No hay trabajo que no use las medidas. La falta de uniformidad en los patrones métricos desconcierta. Porque, a ver, ¿a cuántos kilómetros por hora equivalen 60 millas? Es absolutamente necesario saberlo para que no te endilguen una multa o una noche en la cárcel del pueblo en determinados países.
No hay nada más desconcertante que leas en un luminoso callejero que la temperatura es de 38 grados y que estés tiritando de frío. Y ni te cuento si vas a repostar y marcas 40 en el surtidor para ver como la gasolina se desparrama por el suelo, si estás en un país que miden en galones en lugar de litros.
En algunos casos la conversión es fácil, no exacta, pero te da una idea: una libra es algo menos de medio kilo o un galón vienen a ser unos cuatro litros. Pero hay otros patrones más difíciles de traducir, como los dichosos grados Fahrenheit y no digamos ya las medidas de superficie. ¿A cuánto equivale un acre?
Los anglosajones, tan suyos ellos, cuando se estableció un patrón común de medida en 1889, decidieron ir por libre. Cuando el resto del mundo de forma paulatina adoptó el sistema métrico decimal se dio un impulso definitivo a la normalización. Las nuevas medidas desplazaron a varas, codos, leguas, fanegas, onzas y toda suerte de convención métrica.
Esta universalización de las medidas fomentó el comercio, la investigación científica, los trabajos de ingeniería y, en fin, facilitó las relaciones de personas, empresas y países.
La universalización de las medidas ha llegado hasta el dinero. No veas lo que facilita los viajes el euro; la cantidad de inconvenientes y trámites que han desaparecido gracias al euro. Ya no hay que cambiar moneda antes de viajar ni hacer complicados cálculos para saber si un artículo es caro o no y, desde luego, no pierdes luego al cambiar el sobrante ni se queda olvidado el cambio en cualquier bolsillo.
Nos parece, pues, que un sistema de medida común es una buena cosa. Sin embargo, esta aseveración no parece que la compartan los nuevos valores del periodismo televisivo.
Debe ser cosa de sustitutos y becarios, pero en lo que llevamos de mes de agosto, los informativos se han plagado de un nuevo sistema de medida: el campo de fútbol.
¿Se ha producido un incendio forestal? Pues la superficie quemada asciende a 300 campos de fútbol. ¿Lluvias torrenciales? La superficie anegada equivale a 10.000 campos de fútbol. ¿Se está construyendo una presa? Pues la superficie de regadío superará los 100.000 campos de fútbol.
No sé si son secuelas del Mundial, si es afán de darle un toque deportivo y populachero, pero a este paso habrá que hacer un nuevo patrón de medidas. Y es una gilipollez, porque como todo el mundo sabe, las medidas de un campo de fútbol se ajustan al sistema anglosajón, es decir, se mide en yardas.
Me temo que a este paso acabaremos circulando por la izquierda.
7 comentarios:
Lo peor es que los campos de fútbol no tienen un tamaño estándar, sino que oscilan entre unas determinadas medidas (por ejemplo, la longitud va de los 90 a los 120 metros y la anchura está entre 45 y 90, según la FIFA).
De todos modos, esto de las noticias veraniegas es de vergüenza propia. Y yo no culpo a los becarios, pobres, sino a la línea editorial de las cadenas, emperradas en ser cada día más unineuronales.
Superficie de juego: Los partidos pueden jugarse en superficies naturales o artificiales, de acuerdo con el reglamento de la competición.
Dimensiones: El terreno de juego será rectangular. La longitud de la línea de banda deberá ser superior a la longitud de la línea de meta.
Longitud: mínimo 90 m. Máximo 120 m.
Anchura: mínimo 45 m. Máximo 90 m.
Partidos Internacionales:
Longitud: mínimo 100 m. Máximo 110 m.
Anchura: mínimo 64 m. Máximo 75 m.
Lo que hacen en los mierdos de conumicasion es cambiar "hectárea" por "campo de fútbol", y quedarse tan anchos.
Ya tenía noticia de la elasticidad métrica del campo de fútbol, lo que redunda más en mi comentario. ¿Campos de fútbol homologados para jugar finales de Champions? ¿Coquetas instalaciones como el Madrigal? ¿Terrenos de juego de fútbol 7? ... Se abre un universo de posibilidades.
Por cierto, seguimos con la moda emergente de manipular el sistema métrico. Ayer en dos cadenas de TV al menos -TVE y la Sexta- midieron exactamente en el mismo patrón: la piscina olímpica. Hay que innovar.
¡Con lo facíl que es medir en taullas!
Un saludo.
Venga, Doña Alicia, no se haga más de rogar y termine de llevarnos a donde quería Vd. llegar: la adopción del "campotenis" como medida universal de superficie. ;)
Ummm, no sería mala idea.
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