miércoles, mayo 24, 2006
Kensington
El polvo mágico de Campanilla se esparció por el Londres tardovictoriano e hizo posible que una explosión de casualidades concluyera en tragedias y grandes hallazgos literarios.
Los nietos del creador de Svengali –un personaje que ya se ha convertido en arquetipo- acaban inspirando el nacimiento de un héroe intemporal y adorado: Peter Pan.Una prima de estos niños se convertirá en una de las novelistas más leídas del siglo XX y, a través del cine, en una fuente de misterio.
¿No está llena de casualidades la historia de la literatura? Un dibujante de Punch escribe un folletón de enorme éxito. Un éxito completamente moderno: se producen artículos con el nombre de sus personajes, desde cocinas a sombreros. Se adapta la obra a ópera y obra de teatro …
Los nietos de George du Maurier solían jugar en los jardines de Kensigton y allí conocieron a un hombre triste y diminuto. Un hombre que se sentía cómodo entre los niños contándoles cuentos que luego se transformarían en otro de los grandes clásicos del siglo XX: Peter Pan.
Barrie adoraba tanto a aquellos niños que los prohijó a la muerte prematura de sus padres.
George du Maurier era posiblemente el amigo más cercano a Henry James. El americano europeizado se retrata como un obseso de la perfección, pero también como un hombre inseguro; elegante, pero envidioso; neurótico y depresivo.
En esos mismos años un dramaturgo triunfaba en los teatros del West End, al tiempo que escandalizaba a la sociedad: Oscar Wilde, con sus comedias ingeniosas, se había ganado el aplauso del público y la reprobación de la sociedad bienpensante.
Al mismo tiempo hacía sus primeros pinitos otro irlandés inmenso: Bernard Show y comenzaba HG Wells, que profundizaría en el género desarrollado por Verne: la ciencia ficción.
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