lunes, mayo 22, 2006

Lem

He leído mucha ciencia ficción, pero mucha. Sin embargo Lem no llegó nunca a seducirme. Hace unos meses, en La Máscara –mi librería de cabecera- encontré un pequeño volumen deliciosamente editado. Un tomo pequeño, con tapas de cartulina rugosa y un papel marfileño y grueso. Ya tenía otros títulos de esa editorial, El Funambulista, empeñada en sacar al mercado rarezas maravillosas.

Compré el libro más por la editorial y su aspecto que por el autor. “Provocación” se titula. Y me quedé perpleja. Leí el librito, algo más que un opúsculo, en un par de noches. Breve, pero de una magnífica densidad lógica.

Lem parte del artificio de criticar un libro inexistente, una obra que justifica el Holocausto, lo cual ya tiene una buena dosis de sarcasmo, teniendo en cuenta que era judío y sobreviviente al mismo.

Los argumentos utilizados por Lem para “justificar” el Holocausto –hay que estar muy seguro de sí mismo para ironizar de esa forma tan seria y bien construida- están sólidamente fundamentados en la lógica. Es tan demoledor que llega a aterrorizar. Me recordaba aquella frase que Wilder soltó un día durante el rodaje de Berlín Occidente poco después de finalizar la Segunda Guerra Mundial.

Wilder, judío y exiliado, llega de nuevo a la ciudad de sus amores, Berlín. Allí todo alemán con el que se cruza le asegura que él no sólo no fue nazi ni apoyó al Reich, sino que escondió y salvó la vida de dos judíos, arriesgando la suya propia. Wilder, finalmente, respondía con la retranca que nunca le abandonaría: “No me extraña que intentaran exterminarlos, había demasiados judíos”.

La edición de El Funambulista se completa con otro espectacular relato de Lem: qué ocurre en el mundo en un minuto. Es una enumeración exhaustiva, atosigante, invasora, terrorífica … de cuantísimas cosas suceden cada minuto. Avasalla sólo el intento pero, sobre todo, la prodigiosa imaginación de Stanislaw Lem. Ficción, reflexión y escritura genial. Que nadie se atreva a menospreciarle tildándole de escritor de ciencia ficción. Su pensamiento es mucho más profundo, más inteligente y más revelador de esos que se llaman filósofos.

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