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Me vuelvo regañona y exclusivista.
Hace una semana estuve en Monfragüe. Tengo debilidad por ese parque, por la fusión de Tajo y Tiétar, por los fresnos, por el descaro de las águilas y los buitres que se exhiben como si fueran conscientes de que son una atracción. Se saben hermosos, únicos y admirados.
Me repatea llegar al Salto del Gitano y ver 30 motos de gran cilindrada aparcadas justo antes de llegar al mirador. Me molesta profundamente la fila de monovolúmenes en batería repletos de grupos familiares (tíos, madres, primos, hermanos, cuñados …) que alborotan.
Me reprimo cuando un imbécil con barriga cervecera le pregunta a un presunto futuro delincuente si ha traído el tirachinas para hacer blanco en alguna de las rapaces que nos sobrevuelan. Y el muy cretino del futuro delicuente sí ha traído el tirachinas. Afortunadamente los buitres vuelan demasiado alto para la pequeñez mental de sus frustrados agresores.
Otro imbécil fuma delante de un cartel que previene de los peligros de fumar en el parque, encender fuego, dejar basura … etc. Debe ser analfabeto o le importa una mierda provocar un incendio. Ahí está, tan pancho, el cigarro en una mano y una nena de cuatro o cinco años en la otra.
¿Esta gente se merece disfrutar de este paraje? Ni lo aprecian ni lo entienden ni lo respetan. ¿Habría que pasar un examen para tener acceso? Sé que es una postura difícilmente defendible, hay quien la tacharía de antidemocrática. ¿Y qué?
3 comentarios:
Yo me decanto porque se conformen con una postal. Y aun gracias.
Hace cosa de dos semanas que Monfragüe fue declarado Parque Nacional, con lo que ello implica.
Profundizo: todo el mundo sabe que Monfragüe verá incrementado el número de visitantes, que se multiplicará.
No niego que me alegra el reconocimiento para uno de los parajes más espectaculares que he visto, pero también asumo el peligro: ¿está Monfragüe preparado para ese desfile de personajes?
No niego el derecho de las familias a acudir al parque, pero sí me preocupa esa santa compaña encarnada en domingueros, bestias pardas y humanoides sin ningún respeto por el suelo que pisan.
Sea como fuere, me encanta Monfragüe. Continuará encantándome.
Monfragüe es parte de Extremadura y Extremadura es belleza, dejemos que esos personajillos intenten observar la belleza aunque quizás no les impresione demasiado. Fenomenal tu blog. Saludos
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