El 11 de octubre Mariano Rajoy se despacha diciendo que al día siguente “Tiene el coñazo del desfile”, acto que califica de “planazo”.
El 12 de octubre, en una ofensiva para intentar arreglar el destrozo –menuda cara tenía Rajoy en el palco de invitados de la parada militar- sale González Pons con su verborrea habitual. El problema de González Pons es que cuando se embala no sabe frenar.
En una de sus múltiples declaraciones realizadas en el Día de la Hispanidad suelta por esa boquita: “El PP es el partido del pueblo, el PSOE de los banqueros”. Mi amigo Sol Solet calificaba a González Pons, cuando era conseller del califato de Camps, “el conseller sandía”. Creo que ha escalado un puesto y es el “portavoz melón”.
Sola falta que Esperanza Aguirre se cisque en la madre del presidente de la Conferencia Episcopal. Así el PP habrá conseguido en tres días reforzar lazos de amistad con el Ejército, la Banca y la Iglesia.
Si encima Pepiño Blanco cerrara la boca –sería un milagro- ni la crisis pondría en peligro que el PSOE gane las próximas elecciones. Pero si Blanco calla, sería como dopaje.
4 comentarios:
Tal como están las cosas, Peñiño actúa de handicap.
Si Pepiño Blanco se calla, oiríamos cosas aún más estúpidas.
Recordemos que ha sido elegido por los bocazas por ser el más dotado de entre ellos, que la Leire Palin también es un portento.
Muy acertado el análisis, Alicia. Lo de Rajoy no tiene nombre, más aún si recordamos cómo hace un año hizo el fantoche con su discursito, a medio camino entre lo patriótico y lo vergonzoso (o desvergonzado, no sé yo).
Y González Pons da miedo. No sé qué vieron en él quienes dijeron que era del ala moderada del Partido Popular: sus palabras le delatan, desde luego.
PD: ¿Pepiño hándicap? No, directamente es un estorbo, pero sigue aún en el PSOE porque alguien tenía que cargar con las críticas del resto...
Pepiño...¡Brrrrr! me dan escalofrios. Da grima, es tan blandito. Seguro que da la mano flojita.
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