domingo, noviembre 23, 2008

La tercera ensaladera es nuestra

Una buena preparación física ha sido clave para ganar la tercera Copa Davis. Lo cierto es que pocos apostaban por la victoria: partidos en terreno hostil; una pista rápida construida para perjudicar al número 1; ausencia de éste por lesión y un rival decidido a llevarse de una vez por todas la ensaladera que en dos ocasiones ya se les había escapado de las manos. 6-3 6-7 4-6 6-3 y 6-1 en el marcador final

El partido de Verdasco y Acasuso empezó con muy buenos augurios para el español, haciéndose con el primer set con relativa facilidad. A partir de ahí el partido se puso cuesta arriba. El argentino sacó extraordinariamente bien y Verdasco cometió infinidad de errores no forzados, algunos realmente infantiles.

Cuatro veces, cuatro, esmachó Verdasco del lado que no debía y lo que debía ser punto a favor se volvió en contra, con un Acasuso capaz de alcanzar las bolas altísimas y convertirlas en ganadoras. Con roturas de servicio por ambas partes se llegó a la muerte súbita que se adjudicó el argentino.

El tercer set fue, de lejos, el peor que jugó Verdasco. Estuvo acelerado, nervioso, sin darse tiempo para sacar y aumentando la estadística de dobles faltas. Acasuso se vino arriba y hasta que ya no había remedio, el madrileño no puso en práctica la táctica que le debería dar la victoria.

Acasuso tiene un buen servicio –colocó 14 aces- y un golpe de derecha más que decente; pero su revés es manifiestamente mejorable y trata siempre que puede de protegérselo. Un regalo para un rival zurdo como Verdasco.

Perdido el tercer set, Verdasco salió más decidido a la pista y ahí empezó la táctica de machacar el revés de Acasuso, aunque todavía tuvo buenas respuestas. Roturas y contrarroturas de servicio que, finalmente, se decantaron del lado español y puso el partido igualado a dos sets para cada jugador.

Pero Acasuso estaba ya fundido y Verdasco fresco como si acabara de salir a la pista. Hubo que asistir al jugador argentino de dolores en los abdominales y la rapidez en sus piernas se había evaporado y, para más escarnio, Verdasco restó muy bien. Así se llegó al 5-1 en el marcador y servicio para Argentina.

A esas alturas del partido, hasta los jugadores que tenían programado el quinto encuentro sabían que no iba a celebrarse: Feliciano López y David Nalbandian ocupaban sillas al borde de la pista. Uno nervioso y el otro resignado.

Dispuso Verdasco de dos bolas de partido contra el servicio de Acasuso y convirtió la segunda con un golpe magistral en la misma esquina de la pista que hizo inútil la carrera del agotado argentino.

Lo demás, ya son emociones. España suma en ocho años su tercera ensaladera, la primera como visitantes y, para más mérito, sin su mejor jugador.

2 comentarios:

Folks dijo...

Esto es como cuando ganaron el mundial de baloncesto sin Pau Gasol.

Solo que en un deporte que me interesa. Pena que no conozca argentinos por aquí, porque se lo restregaría de lo lindo...

Fer dijo...

Ya sabía que ibas a escribir del tema, Alicia, y eso que yo también venía decidido a ello.
De todos modos, coincido con lo que apuntas: los argentinos iban de creídos, pero los españoles se lo creyeron.
Y qué gustazo da ganar así, con un público a ratos maleducado, con unos rivales gallitos y con todo en contra.