Porque la semifinal del Open de Madrid fue eso, épica. Héctor y Aquiles frente a frente. 4 horas de batalla, de oler la derrota, de esquivarla. Uno de esos partidos que se quedan en el recuerdo y que se deciden por ínfimos detalles y así lo reflejó el marcador: 3-6 7-6 7-6.
Las cosas no empezaron bien para Nadal, que perdió en un visto y no visto el primer set por 6-3. Un set en el que Nadal no dispuso de ninguna posibilidad de ruptura, mientras el serbio hizo buena una de las dos oportunidades que tuvo.
El segundo set fue poder a poder. Ambos jugadores dispusieron de bolas de ruptura, pero ninguno pudo materializarlas, Djokovic en cuatro ocasiones, lo que le hubiera dado el partido. Todo se decidió en el juego decisivo que cayó del lado de Nadal.
A estas alturas del partido, ambos jugadores habían requerido la presencia del fisioterapeuta. Nadal volvió a envolverse una rodilla con ese vendaje que suele utilizar y Nole necesitó de masaje y estiramientos.
El tercer set tuvo buenos augurios para el hoy número 4, rompiendo el servicio de Rafa. Pero el empeño del mallorquín en ganar y una cierta relajación volvieron a poner las cosas como estaban. Y así, de nuevo, a la muerte súbita. Todo ello adobado con los mejores golpes que se puedan imaginar y respuestas no menos espectaculares.
Los juegos se sucedían mientras los contrincantes se empeñaban en peinar las líneas y Nadal, visto el estado físico de Nole, dejó a un lado su obsesión de machacarle el revés y empezó a mandar bolas de esquina a esquina. A Djokovic le faltaba el aliento, su resistencia física está lejos de la del mallorquín. Aún así, aguantó mejor que peor la avalancha que se le vino encima y consiguió llegar ileso al nuevo desempate, en el que Djokovic estuvo a punto de amargar la fiesta de la grada si llega a transformar alguna de las tres bolas de partido de que dispuso.
Djokovic hizo un partido de 10, pero cómo él mismo dijo, ni jugando perfecto es capaz de ganarle a Nadal en tierra batida. Como un Don Juan clamaba al cielo cada vez que consiguiendo golpes imposibles de devolver, aumentaba el marcador de Rafa.
Se resistió en el último juego hasta el 11-9 que apareció en el marcador. El reloj señalaba que habían estado en la pista 4 horas y 2 minutos.
Nole se fue rodeado por la ovación del público que abarrotaba la pista y con las palabras de reconocimiento de Nadal. Poco consuelo. Pero ambos regalaron el mejor partido que se ha visto en la recién estrenada Caja Mágica y posiblemente uno de los mejores que se recuerden en esta superficie.
La otra semifinal tuvo poca historia. Federer hizo lo que tenía que hacer en el momento en que tenía pensado hacerlo. Rompió el servicio de Del Potro cuando éste no tenía posibilidad de reacción en poco más de una hora.
Hoy saltará a la pista más descansado.
Las cosas no empezaron bien para Nadal, que perdió en un visto y no visto el primer set por 6-3. Un set en el que Nadal no dispuso de ninguna posibilidad de ruptura, mientras el serbio hizo buena una de las dos oportunidades que tuvo.
El segundo set fue poder a poder. Ambos jugadores dispusieron de bolas de ruptura, pero ninguno pudo materializarlas, Djokovic en cuatro ocasiones, lo que le hubiera dado el partido. Todo se decidió en el juego decisivo que cayó del lado de Nadal.
A estas alturas del partido, ambos jugadores habían requerido la presencia del fisioterapeuta. Nadal volvió a envolverse una rodilla con ese vendaje que suele utilizar y Nole necesitó de masaje y estiramientos.
El tercer set tuvo buenos augurios para el hoy número 4, rompiendo el servicio de Rafa. Pero el empeño del mallorquín en ganar y una cierta relajación volvieron a poner las cosas como estaban. Y así, de nuevo, a la muerte súbita. Todo ello adobado con los mejores golpes que se puedan imaginar y respuestas no menos espectaculares.
Los juegos se sucedían mientras los contrincantes se empeñaban en peinar las líneas y Nadal, visto el estado físico de Nole, dejó a un lado su obsesión de machacarle el revés y empezó a mandar bolas de esquina a esquina. A Djokovic le faltaba el aliento, su resistencia física está lejos de la del mallorquín. Aún así, aguantó mejor que peor la avalancha que se le vino encima y consiguió llegar ileso al nuevo desempate, en el que Djokovic estuvo a punto de amargar la fiesta de la grada si llega a transformar alguna de las tres bolas de partido de que dispuso.
Djokovic hizo un partido de 10, pero cómo él mismo dijo, ni jugando perfecto es capaz de ganarle a Nadal en tierra batida. Como un Don Juan clamaba al cielo cada vez que consiguiendo golpes imposibles de devolver, aumentaba el marcador de Rafa.
Se resistió en el último juego hasta el 11-9 que apareció en el marcador. El reloj señalaba que habían estado en la pista 4 horas y 2 minutos.
Nole se fue rodeado por la ovación del público que abarrotaba la pista y con las palabras de reconocimiento de Nadal. Poco consuelo. Pero ambos regalaron el mejor partido que se ha visto en la recién estrenada Caja Mágica y posiblemente uno de los mejores que se recuerden en esta superficie.
La otra semifinal tuvo poca historia. Federer hizo lo que tenía que hacer en el momento en que tenía pensado hacerlo. Rompió el servicio de Del Potro cuando éste no tenía posibilidad de reacción en poco más de una hora.
Hoy saltará a la pista más descansado.
3 comentarios:
¿cómo que Murray ha adelantado a Djokovic?
Realmente, viendo la clasificación de la ATP, no sé qué pintan del 4º para abajo más que el ser telonerillos.
Maese Folken, el número 4. En una entrevista que publicó El País declaraba el serbio que no pierde la esperanza de ser número 2. Es un fenómeno.
A ver, creo que lo explicaron: Djokovic era el número 4 del ránking de la ATP hasta que Murray cayó en cuartos, por lo que al pasar Nole a semifinales consiguió los puntos suficientes para retomar el número 3.
En cuanto al partido: la leche en polvo. A mí ya se me van acabando las palabras para definir a Nadal.
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