He tenido pocas ganas de escribir últimamente. Mi cabeza estaba en otras cosas, no en hacer comentarios intrascendentes de cualquier nimiedad que se me ocurriera.
Hoy, 2 de febrero, puedo proclamar que contribuyo a los 4.231.003 desempleados de este país. He sido agraciada con un ERE que mi empresa con total impunidad ha aplicado a un tercio de la plantilla. Bueno, a un tercio en términos literales, pero si quitamos comité de empresa, ex comité de empresa, delegados sindicales, hijos, sobrinos y demás parientes, la cosa se reducía a un tu sí, tu no. O sea, el 50%.
El anuncio del ERE se hizo en el momento más propicio de la empresa. Se comunicó al comité de empresa cuando éste fue a presentarse a la dirección tras las elecciones sindicales que tuvieron lugar a finales de noviembre.
Y allí estaban ellos, tan contentos, con su lista de reivindicaciones que ríase usted de la CNT y las primitivas CC.OO.: conciliación familiar, cursos de formación, planes de promoción interna ... todo eran flores primaverales y tan felices que se las prometían. Que no era cuestión de ponerse pesados con los salarios, que la cosa está muy malita.
Me imagino que a la dirección le dió un ataque de risa que casi se rompe el culo. Incautos.
De modo que la primera acción del nuevo comité de empresa fue limparse el culo con sus reivindicaciones y anunciar a la plantilla que pintaban bastos, pero bastos-bastos.
Empezó la negociación y de pronto nos dimos cuenta los empleados que los abogados de los sindicatos estaban como locos por firmar. Vamos, que poco menos que aquello era un regalo bendito. La cosa estuvo muy bien, pues mientras la empresa conminaba a mantener las negociaciones en un plano de máxima discreción -más bien oscurantismo- al día siguiente leíamos en los periódicos todos los detalles.
Y llegó el gran día, la asamblea para aprobar el dichoso ERE. Los miembros del comité sin padre ni madre ni perrito que les ladre -que, digo yo, Manolete, si no sabes torear pa qué te metes-, los de los sindicatos al uso, a excepción de la CGT, diciendo que el acuerdo era mejor imposible, aunque lamentablemente no se había conseguido reducir el número de afectados.
Ni plantearse reducciones de jornada, rotaciones ni otras fórmulas al uso, a la calle. Todo ello sin conocer la lista de agraciados, a excepción de los prejubilados y ¡jubilados!. Sí, porque había un grupo de mayores de 65 años que, por motivos para la gran mayoría desconocidos, pero no para todos, habían pasado olímpicamente del bien merecido retiro. Que yo sepa, hasta que vuelva a modificarse la legislación laboral, la jubilación en este país es voluntaria.
Pues eso. Votación a mano alzada y, salvo los recalcitrantes de toda la vida, ERE aprobado por los pringaos de los afectados.
Una vez pasado el trámite, cogimos un listín de teléfonos y empezamos a tachar aquellos que por motivos extralaborales tenían toda la pinta de estar a salvo. Y ocurrió lo que nos temíamos, uno sí, uno no. Vamos, que a servidora le tocaba sí o sí. Concurrían en mi persona todos los requisitos adversos: sin familia influyente; una antigüedad elevada; carácter espinoso ... Y así fué.
La empresa, generosa ella, desde el momento en que nos comunicó la lista de la lotería nos concedió permiso retribuído. En dos ratos recogí mis cosas y puse al día a un par de compañeros de lo más urgente, porque se avecinaba una tormenta de trabajo de grado 4 y, al menos, darles las claves para que puedan manejar el marrón lo mejor posible. Que encima son buena gente.
Hoy firmé el finiquito. Ya les he dicho que cada consulta por correo o por teléfono generará una factura de 100 euros.
A partir de ahí, el acabose
10 comentarios:
Pues vaya. Obviamente, a cierta edad, ya no vamos a pedir peras a los sindicatos, ¿verdad? Pero resulta francamente vergonzoso cómo se hacen las cosas. Todo el mundo en la prensa da los peores datos posibles para putear al gobierno; pero lo que ocurre en la concreta realidad no le interesa a nadie.
¿Qué le voy a decir a Vd.? Que no se tome demasiadas vacaciones, que en seguida se olvidan de uno.
Ofertas no me han faltado, otra cosa es que sean ofertas atractivas. El lunes me daré de alta en el INEM y dejaré de ser excesivamente selectiva. Pero, francamente, no me apetece meterme en una jaula de lobos hambrientos. Estoy mayor para ciertas cosas.
Vaya, Alicia, lo siento muchísimo.
Espero que encuentres (un buen) trabajo lo antes posible y que dejes (o mejor dicho, dejemos) de formar parte de las estadísticas.
Un abrazo.
PD: esto se avisa y le concedo a la empresa un Hijodeputa cum laude.
Pues sí. Un amigo que se quedó en paro el año pasado tras un ERE, ha tardado en encontrar otro trabajo, más de lo que creía en principio, por su resistencia a someterse a sevicias inmorales a manos de psicólogos que no habían cumplido los 30.
Luego pasó a la fase de que "como prueba" le plantearan solucionar los problemas de la empresa. Llegó a darse de alta como autónomo y cobrar la consultoría.
Para psicólogos estoy yo, que soy de la liga "lapide a un psicólogo y si es infantil orínele encima"
No puedo sino repetirme, que la cosa pinta mal, que los paganos somos los que trabajamos a cambio de un salario, que los sindicatos mayoritarios firman todo y más y, lo que es mucho peor, con el visto bueno de los propios trabajadores que votan EREs y al día siguiente reinciden en votar a CCOO y UGT.
No entiendo nada nadita cagüentodoloquenoestáescrito......
A ver si consigues volver a la vida laboral con un trabajo digno.
Un abrazo Alicia.
Podemos hacer una quedada en la sede de Comisiones de Nápoles y Sicilia y quemarla hasta los cimientos.
Llevaré un sombrero de copa, para que me reconozca ud.
Qué putada, lo siento... Pero seguro que encuentras pronto otro curro. ¿O es que crees que uno se libra tan fácilmente de algo tan chungo como el trabajo?
Suerte :)
Vaya, lo siento. Tiempos difíciles, y desde luego los sindicatos no ayudan precisamente (mientras ellos conserven su puesto, tranquilos). Apoyo tu alergia a los psicólogos. ¿Alguien cree que esas entrevistas sirven de algo?
Agradezco a todos el apoyo. Ya se sabe, mal de muchos ... epidemia. Cierto es que tengo varias ofertas, pero en plan mileurista, con suerte. Así que me veo ¡pluriempleada!
Lo gracioso del tema, que maldita gracia tiene, es que con esto del teletrabajo puedo hacer las tareas desde casa, lo cual también supone un ahorro.
Fer: lo de los hijoputas le aseguro que lo son. Bueno, más bien ladrones de guante blanco. Me quedo corta: saqueadores.
Maese Folken: Falta poco para fallas, podemos hacer una tourné sindical y plantar la falla especial en la calle Caballeros, total, todo queda en el mismo barrio.
César: Ya te digo.
Elena: Claro que sirven las entrevistas, para saber si la persona que tienes enfrente te cae gorda o no.
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