lunes, agosto 20, 2007

El ídolo

Fue uno de los grandes del tenis en la segunda mitad de los 90 y principios del actual siglo. Campeón dos años consecutivos del US Open y dos veces finalista de Wimbledon, resultó ser uno de los tenistas más elegantes del circuíto.

A principios de 2003, justo antes de dar comienzo el Open de Australia, anunciaba su retirada. Era el deportista perfecto, el mejor embajador que Australia podía haber imaginado.

Jugaba bien en todas las superficies –fue semifinalista en dos ocasiones de Roland Garros-, aunque el torneo patrio siempre se le resistió, como al resto de sus compatriotras.

Aunque nunca ganó la Davis, fue decisivo para que su país la conquistara en 1999, cuando gracias a él Australia ganó las semifinales contra Estados Unidos en Boston en el año del centenario. Luego, debido a una lesión, no pudo jugar la final.

Buena persona, querido y admirado en el circuíto por sus propios compañeros. Educadísimo siempre y cordial.

Preocupado por los más débiles, guardaba absoluta discreción respecto a sus actividades solidarias. La mitad de las ganancias de su primer US Open fueron para un hospital infantil y no se supo hasta que una enfermera de dicho hospital hizo público el gesto en un conmovedora carta de agradecimiento. El gesto lo repitió al año siguiente. Tuvo la osadía de raparse la cabeza y subastar el pelo para recaudar fondos para causas humanitarias.

Su carácter y carisma hizo que en 2002 fuera nombrado Australiano del año.

Era el hombre araña en la pista, la volea alta de revés más mortífera, el tenista de red que rivalizaba en clase con Stefan Edberg.

Tuve el privilegio de verle y saludarle en la final de la Davis que España ganó en 2000 en Barcelona. Se lesionó en su primer partido.

Y encima, uno de los hombres más guapos del planeta, sobrepasando a estrellas de cine que levantan pasiones. Su atractivo hizo que fuera portada de numerosas revistas ajenas al tenis y protagonizara varias campañas publicitarias de marcas tan relevantes como Ray Ban o Motorola.

Desde su retirada no ha reaparecido ni siquiera en pachanguitas de veteranos que tanto nos divierten a los aficionados.

P.S. ¡Se me olvidó! Su nombre es Pat Rafter

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