Lo confieso. Cada vez que leo un estudio sobre la adicción a internet me veo retratada. Mi adicción además es selectiva. Amplia, pero selectiva. Por ejemplo: me he acostumbrado a leer la prensa en pantalla. Además, como estoy suscrita a un servicio de noticias, muchas las leo en formato pdf, que ya es vicio.
También soy adicta a los blogs que soy adicta. Que les voy a contar.
Pero mi mayor adicción, es al google. Hoy día no sabría ir por el mundo no ya sin internet, sin san google, que para mí tiene más valor que el aire acondicionado o la máquina de café en el trabajo. Infinitamente más.
Si alguien me cita a algún grupo de música que desconozco, ahí está google para aliviar mi ignorancia. Hasta me facilita letras de canciones y todo.
Si voy de viaje, unos días antes puedo consultar qué clima me voy a encontrar y, por tanto, adecuar el equipaje.
Puedo conocer de antemano el hotel en el que me voy a alojar.
Y un sinfín de menudencias que me facilitan la vida.
Pero lo de esta tarde ha sido el no va más. Estoy como loca.
Exactamente dentro de una semana da comienzo el habitual viaje anual a la Emilia Romagna. Por razones que son largas de explicar y que no aportan nada, llegamos 24 horas antes de lo que deberíamos. Así que una compañera ha sugerido que podríamos hacer una escapada a la Toscana, pero sin saber distancias, horarios de trenes y trayectos era un poco tirarse a la piscina.
San google vino en nuestra ayuda raudo y veloz. Tras consultar los horarios de trenes, comprobamos que disponíamos de hasta cinco horas de asueto que podíamos disfrutar en Florencia y regresar a una hora prudente a Módena para estar prestas al trabajo al día siguiente.
Reconozco que internet y google han cambiado mi vida ... y mis planes. Me encanta.
6 comentarios:
Ahora que tenemos toda la información al alcance de la mano, muchas veces sonrío cuando recuerdo mi estupor cuando vi funcionar el primer fax.
Siempre que lo hagamos servir para facilitarnos la vida... es que hay gente que se la complica con todo!
Viaje chulo donde los haya, qué suerte!
Ellos lo saben.
"Los fundadores de Google, Sergey Brin y Larry Page son, a sus 32 años, los más jóvenes del grupo, con una riqueza de 11.000 millones de dólares que les ubica en el puesto decimosexto de la lista."
Se refiere a la lista Forbes de los 400 tíos mas ricos de EEUU.
:)
Es cierto, antes debíamos recorrer muchos caminos hasta llegar a donde queríamos y no siempre estaba a nuestro alcance la información y ahora todo es tangible.
Precioso viaje. Yo estuve este verano y ojalá que aún quede alguna huella mía por allí.
Saludos y que lo paséis súper.
Cielo santo, mi hija (8 añitos) ha bautizado la raza de nuestra joven gata mezclada (monísima ella pero apócrifa, aparte de loca de atar) como "sengógel".
Tengo una hija cibernética, ese alelo no lo compartimos; yo NUNCA le he nombrado a San Google... (¿qué día se celebra la onomástica, please?).
Anónima Paula
Perdón, corrijo: "sengóguel".
Anónima P
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