jueves, noviembre 15, 2007

Chocolate

Desconozco quien fue la primera persona que aseguró que el chocolate es el mejor sustitutivo del sexo. Estoy en desacuerdo. Francamente, el chocolate no tiene parangón. El sexo está bien, pero el chocolate ... por favor. En mi olimpo particular es el dios absoluto.

El chocolate es como el vino, que mejora con los años ... aunque en este caso es con los años del que se lo come. De pequeña me gustaba el chocolate, de adolescente, no me llamaba la atención. Ahora, repito, es mi dios absoluto.

Me vuelvo encima caprichosa. Pruebo éste, pruebo áquel. Discuto con mi marido si de esta marca o de la otra y, como en otras cosas, no coincidimos, así que cada cual se lleva su favorito y, por supuesto, luego intercambiamos.

A él le gusta el Valor. Tableta enorme, con almendras enteras. Últimamente le da por especialidades más pijas, como un Lindt con menta y cosas así. Pero la semana pasada había uno nuevo: láminas de chocolate con rellenas con moléculas de naranja (digo moléculas porque el relleno es inapreciable de fino).

Reconozco que se me saltan las lágrimas cuando después de cenar dejo que una de esas delgadísimas láminas se derrita en la boca. Mi parte hedonista se regocija con ese sutil placer y la estoica me advierte que no hay que abusar. Entonces le digo muy bajito –a la parte estoica-: “Sólo una más”. Encima ese levísimo roce de culpa mejora el sabor del pecaminoso chocolate.

Hoy, cuando apuntaba en la lista las cosas que he de comprar, veo que mi hija mayor había escrito: “Galletas de chocolate Lu de las de toda la vida, no de las de pijos”.

Esta juventud ... cuanto les queda por aprender.

14 comentarios:

Gregorio Luri dijo...

O sea, que igual nos hemos cruzado en Chocoa.

César dijo...

Hay otra clase de chocolate que tampoco está nada mal... ;)

Shiba dijo...

Hola Alicia (es la tercera o cuarta vez que me paso por aquí pero el post de Álex me ha hecho fijarme más):

La verdad es que sin querer llevar la contraria, he de decir que yo debo ser un bicho raro porque el chocolate jamás me ha gustado; bueno, miento, si me dan un bombón me lo como y no me dan arcadas, pero no es algo que busque o me llene.

En cambio me pones una bandeja de sushi... y desaparece al instante.

¡Un saludo!

Alicia Liddell dijo...

Lucinda, no desespere. Ya digo que el chocolate mejora con la edad del sujeto que lo ingiere.

Anónimo dijo...

¿Mejor que el sexo? Pues no puedo estar de acuerdo, pero cierto es que en épocas carenciales de éste la chocodieta es un sustitutivo eficaz.

A mí me encanta el chocolate Valor, con su aspecto recio. Pero lo que realmente me pierde son los after eight. Lo mejor que salió la pérfida Albión después de los Beattles.

pcbcarp dijo...

Doña Alicia: desde luego, estoy de acuerdo (¡a estas alturas...!) en que el chocolate es más mejor que el sexo. Pero, como soy un homínido de alguna clase, mantengo una fidelidad inquebrantable hacia el chocolate valor.

Por cierto: el sushi me gusta, pero no vamos acomparar el sushi con el chocolate, ¡hombre! hasta ahí podíamos llegar. Son sustancias clasificadas en categorías tan lejanas que no cabe comparación posible.

Eso sí: como es sabido, el maguro sashimi es "el patrón hidroprotéico perfecto". Pero yo lo probé por vez primera hace 27 años. Que nadie sabía lo que era y daba mucho asco.

Folks dijo...

Desde una barriada de distancia de la antigua fabrica de LU (Ahora Lieu Unique), he de decir que siemre, y digo SIEMPRE, he sido y soy mas de salado. Sera la edad y todo lo que quieran, pero no me van a comparar una nuececilla de esas con un asado como Dios manda o un Arroz Caldoso. Y si, ya se que no es comparable. Supongo que la diferencia estriba en que el chocolate tiene pocas formas de preparacion casera, y un Atun Provenzal hecha en casa entra mejor porque se lo hace uno mismo.

Folks dijo...

Perdon por la hortojrafia y gramatico orivles

Fer dijo...

Adoro el chocolate, Alicia, desde mi más tierna infancia. Y no me vale sólo con la tableta, sino recubriendo/rellenando otros dulces (palmeras, bollería, Phoskitos, etc).
Como tengo por queridísima pareja a una auténtica chocoadicta y por compañera de piso a una apasionada del chocolate negro (yo diría que no baja de un 70% de pureza), he de admitir que vivo rodeado de chocolate. Me encanta el de almendras de Valor, aunque admito que el de Nestlé también me gusta (lo mismo diría de uno de Lidl en concreto) y que, en momentos de desesperación, hasta me comería un Elgorriaga, si es que esa marca sigue viva.

PD: ¿chocolate o sexo?, ¿y por qué no las dos cosas a la vez?

Alicia Liddell dijo...

Esa postdata revela su juventud, Fer. A determinadas edades no es recomendable el uso simultáneo, ya que la interacción puede ser perjudicial para la salud.

Alicia Liddell dijo...

Uy, Maese Folken, creí que le había contestado. Es que a veces el blogger se ausenta (o será lo de la huelga francesa).
Aclaro que a mí tampoco me gusta el dulce. El chocolate NO es un dulce. Eso que quede claro. El chocolate es otra cosa. El chocolate es perfección, es la gloria.
Con ello también aclaro que los bombones tampoco me apasionan (las trufas también entran en otra categoría, sobre todo si son de Martínez en Valencia o de La Menorquina de Madrid)
Las dos de la tarde, en ayunas y hablando de chocolate. Voy a desmayarme.

Paula - Canarias dijo...

Aquí desde la ultraperificidad de las Europas, esto es, al ladito del Sáhara, a mano izquierda, Islas Canarias, por más señas, nos deleitábamos desde nuestra más tierna infancia con los chocolates ingleses y por supuesto con los belgas, y demás yerbas (huy), ¡dorados años del duty-free y zona "franca" -en época homónima-!,pero es que lo de los ingleses es superior. Los bombones Quality, la infinita gama de Cadbury, los pequeñines y ligeros Maltesers, las variedades sin cuento de chocolatinas -Twix, Lion Bar, Mars, EL BOOUUUNTYYYY, POR DIOOOSSSS-, los Smarties, copiados sin gracia por los Lacasitos (dónde va a parar)... Los chocolates isleños son para mí (marca Tirma, la Isleña pues no; algunas marcas han desaparecido) bastante superiores al Valor (excuse moi), y el Elgorriaga... puaffff...

Revestida de nacionalismo-isleñismo chocolatero, en connivencia con la pérfida Albión,

Anónima Paula

desconvencida dijo...

A mi me pasa lo mismo, Alicia, siempre me ha gustado el chocolate, pero con la edad me gusta mas y mas, nunca en grandes cantidades pero si que me gusta probarlo de todos los tipos posibles, ¡¡es un placer!!

Falingo escribe dijo...

LA tableta Valor con almendras es para saciar los instintos más rústicos... la de Lindt es más sutil.
YO prefiero la pureza del Dolca, o quizás no. Tendría que hacer una cata completa - maldición!