El hotel en el que nos alojamos en Barcelona está lleno de orientales. A la hora del desayuno, en la mesa de al lado, nos toca una pareja que intuyo son chinos. Son bastante altos, incluso la mujer.
Les observamos y concluímos que no están muy viajados o, si lo hacen, se fijan poco en las costumbres occidentales. La mesa está perfectamente equipada con toda la vajilla necesaria para un desayuno. Sin embargo, ellos ignoran cucharas y cuchillos: Pinchan con el tenedor un croissant y se lo comen a bocados. Cogen una loncha de panceta con el tenedor, sin pincharla, y se la meten en la boca como si fuera un espagueti. Llenan un tazón de cereales con leche y se comen los cereales con el tenedor y luego sorben el líquido.
No es que yo sirva de modelo a imitar: Abro una barrita de pan, dentro pongo lo que se me ocurre y me como el bocadillo. Pero para ello ya he utilizado cuchillo y tenedor. Aunque luego me sirva de las manos.
La observación concluye en reflexión: nuestras costumbres les importan un carajo. ¡Con lo que me costó aprender a manejar los palillos!
2 comentarios:
Si Mc Arthur siguiese vivo, China habría sido fustigada tiempo atrás por la potencia nuclear infinita de los USA. Aunque yo ahora no estaría escribiendo esto. Ni esto ni nada.
Quizá con tentáculos...
Yo me como los huevos fritos con cuchillo y tenedor. Toda la vida lo he hecho con las manos pero ahora me da asco. No sé el porqué. Eso sí, es una ventaja saber del desprecio oriental, porque nunca aprendí a utilizar los dichosos palillos.
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