En un par de días se celebrará la toma de posesión de Barak Obama, 44º presidente de los Estados Unidos. Debió ser Jefferson el primero en hacerlo en Washington, ya que hasta 1800 no se erigió el Capitolio. Los anteriores presidentes, Washington y Adams, tomaron posesión en Filadelfia.
La historia y la tradición norteamericanas son escasas, pero le tienen mucho aprecio. Porque de otra manera no se explica que se mantenga un rito que cualquier mente actual calificaría de insensato.
Tomar posesión al aire libre el 20 de enero supone arriesgarse, en el mejor de los casos, a pillar un trancazo de primer orden. La previsión meteorológica prevé una temperatura máxima de 1º y una mínima de 7 bajo cero. Ideal para pasar varias horas tomando la fresca.
Además es, como digo, al aire libre. Esto significa –tal y como está el patio y el nivel de paranoia americana- unas medidas de seguridad sin parangón. Según aseguran en los medios informativos, el tráfico en todo el Capitol Mall y alrededores (vamos, casi todo el DC) estará tomado por el Ejército y las diferentes agencias federales de seguridad.
Los que quieran asistir a la toma de posesión tendrán que ir a pie hasta el centro y atravesar un buen número de controles de seguridad. Señoras, no lleven tacones.
Si no estuvieran aferrados a este ritual, la toma de posesión, se haría a cubierto, lo que ahorraría el despliegue de personal armado y el gasto en antipiréticos.
Obama, además, quiere reproducir algún episodio histórico, como es su llegada en ferrocarril, tal y como hiciera en su día Abraham Lincoln . Es lógico pensar que ese trayecto también será objeto de vigilancia, tanto en las vías como en las estaciones. Más despliegue de seguridad.
4 comentarios:
No sería el primer presidente en morir por una pulmonía tras el discurso al aire libre...
Efectivamente. Algo de eso me rondaba la memoria, pero ahí está la wikipedia para llenar huecos: William Henry Harrison, 9º presidente, que falleció un mes después de tomar posesión de neumonía, enfermedad que contrayó por chulo: dos horas de discurso al aire libre y sin abrigo. Le engañaron cuando le dijeron que era de Bilbao.
Etimada Sra. Liddell, si no fuera por ese apego al ritual, igual acababan teniendo que cerrar alguna de las potocientas agencias de seguridad en que se divide el sector. Por cierto, que el encargado de la custodia de la presidencial persona debe ser el único servicio secreto del mundo que patrulla de uniforme.
Esperemos que Barack Hussein no nos pille una pulmonía, porque no sé si mi mente está en condiciones de soportar las vehementes necrológicas que inundarían todos los mass media. No pod Dió, cuídese y no olvide los gallumbos de termolactyl.
Pues seré yo el primero que lo diga, pero qué gilipollez de ceremonial. En serio, qué tontuna: que si la Biblia de Lincoln, que si el tren de Lincoln, que si el banquete de Lincoln, que si bla, que si ble, que si bli.
¿Pero nos hemos vuelto locos o qué?
Vale que la elección de Obama es un hecho histórico por varios motivos, vale que me alegra enormemente el grado de madurez del electorado americano, vale que el chaval parece majo, aseado y amigo de sus amigos, vale que es ya el presidente del mundo y estamos a lo que mande, pero eso no justifica el derroche de dinero y medios destinados a su proclamación.
Qué pesaditos con Obama, en serio.
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