miércoles, junio 14, 2006

Costumbres


Tengo la penosa sensación de que empiezo a parecerme al entrañable –e insoportable- abuelo Cebolleta. Juro que intento no contar batallitas, pero a una ya le queda más pasado que futuro.

Entiendo que la vida ha cambiado y, por supuesto, las costumbres. Pero me cuesta aceptar que la mejor forma de pasar el tiempo de mi hija pequeña sea tener un teléfono permanentemente colgado a la oreja. Máxime cuando la interlocutora vive a 3 minutos andando y no hace más de media hora que se han visto.

También me cuesta admitir su absoluta indiferencia por la letra escrita que no esté en una pantalla de móvil o de ordenador. Salvo las exigencias docentes, claro.

Aseguran que el ejemplo de la familia es fundamental para la creación de aficiones en los jóvenes. Y me pregunto, en una casa donde hay cerca de cinco millares de libros y que no son de adorno, ¿en qué hemos fallado?

Me asiste cierta esperanza en un cambio de actitud. Su hermana mayor mostró la misma indiferencia hasta no hace mucho tiempo y ahora pide sugerencias lectoras. Le encantan las novelas de aventuras y ya se ha trajinado Mosqueteros y Condes de Montecristo, algo que yo leía con 10 años menos de los que tiene ella. Pero más vale eso que darse con un la esquina de una mesa.

Tampoco es preciso forzarla. Ya se pasa el día con la cabeza llena de fórmulas bioquímicas y ecuaciones de termodinámica. Mejor un poco de acción y relajación.

9 comentarios:

Miguel Sanfeliu dijo...

Yo tengo, exactamente, la misma comedura de coco.
Dicen que un niño, si ve a su familia leer, querrá leer. Bien, pues es falso. Mis hijos (una niña de doce y un niño de nueve) me han visto a mí siempre con un libro en la mano. Siempre. Y creo que sienten un cierto regocijo de reafirmación personal cuando me dicen que a ellos no les gusta leer. Yo disimulo como puedo mi malestar y les contesto: vosotros os lo perdeis, porque es muy divertido. Pero no me hacen caso.
También espero un cambio de actitud en cualquier momento, pero porque la esperanza es lo último que se pierde.
Un saludo.

Alicia Liddell dijo...

Debe ser la cultura audiovisual actual. Yo me harté de repetir a mis hijas que TODO está en los libros y que cada libro es distinto para cada lector.

La mayor parece que empieza, así que espero que siga por es camino. Pero la pequeña considera que es mejor el cine.

malambruno dijo...

Me consuela que mis problemas sean casi universales. Lo que cuentas con tanta gracia de tu hija pequeña es aplicable casi por completo a la mía mediana.
Quizá el problema es que el día tiene solo veinticuatro horas y la oferta de actividades para llenarlas es demasiado amplia. (No queda sitio para la lectura)

Anónimo dijo...

Yo puedo aportar mi ejemplo a este tema,[y es que aunque en mi vida nunca vi a mis padres leerse un libro, a no ser que fueran las instruciones del video o las ofertas del Pryca] pues me encanta leer; y me lamento de no tener tiempo suficiente como para leerme todas aquellas novelas que a uno le aconsejan, o que van saliendo año tras año. Creo que la lectura te sume en un mundo fabuloso, independientemente de que el libro sea mejor o peor, ese mundo es bello porque lo has imaginado tú; de ahí que no me gusten demasiado las adaptaciones cinematográficas que hacen actualmente, porque aparte de tener menos calidad que su homólogo de papel, te rompen ese maravilloso mundo que habías elaborado. Aunque en esto ultimo quiero hacer dos excepciones, las de La Lista de Schindler [basada en la novela de Thomas Keneally] y El Padrino [basado en la novela de Mario Puzzo].

Alicia Liddell dijo...

Xito, gracias por tu comentario. Me da esperanzas en el futuro de la lectura como fórmula de ocio, enriquecimiento, aprendizaje y transmisión del conocimiento, aunque sea un conocimiento poco práctico, en el sentido de lucrativo.

Miguel Sanfeliu dijo...

¿Creéis que puede ser un factor bastante importante para aficionarte a la lectura el aburrimiento? Me explico. Los niños no sólo leen poco, sino que tampoco juegan con la imaginación. Los muñecos, los "soldaditos", casi han desaparecido de las tiendas, sustituidos por consolas, videos... distracciones muy ágiles y llamativas. Creo que el exceso de distracciones es perjudicial para el hábito de la lectura. Creo que es preciso haberse aburrido para empezar a fantasear. No sé si estáis de acuerdo.

Alicia Liddell dijo...

Mi opinión es que si, pero es algo más complejo.

No sé vosotros, pero yo me crié "en la calle". Es decir, volvíamos del colegio, agarrábamos la merienda y todos los críos del vecindario estábamos en la calle jugando, a la comba, a la goma, a policías y ladrones, al escondite, al sambori ... Juegos de calle en los que te relacionabas con los otros.
Volvías a casa hecho un asco, con las rodillas sucias y los mocos colgando.
Nadie nos cuidaba, de vez en cuando una madre salía a la ventana y nos pegaba un vocinazo y nadie se molestaba porque a su hijo le riñera un vecino. El se lo voy a decir a tu madre era mano de santo cuando alguno hacía una tropelía.
Ahora los niños no salen de casa, no están en la calle -hay coches, inseguridad ...- Los padres si su niño hace una animalada se enfrentan al acusador ...
No creo que uno lea por aburrimiento. Lee porque necesita ejercer la imaginación. Si tiene un videojuego, ya tiene ahí la fantasía, ¿para qué esforzarse?
Los padres, quizás, nos hemos vueltos comodones, preferimos que vean la tele que leerles un cuento.
No sé si es el precio de progreso o el precio de la desastrosa vida que llevamos.

Anónimo dijo...

Puede que lleves razon en que si no te aburres no te da por coger un libro, y si no lo coges nunca tendras aficion por la lectura; pero una vez que has leido algo, te das cuenta de que un libro es mucho más emocionante, y un pasatiempo mucho mejor que una videoconsola...etc. A veces apetece echar un vicio y a veces leer un libro; pero yo creo que el principal problema es que a los niños les obligan a leer libros que no les gustan en el colegio; lo que afecta a que dichos niños, para que de mayores, pasen de leer mas libros. Sin embargo, si en el cole les diesemos a elegir las lecturas, estimulandolos con libros que realmente creen aficion, podremos mejorar la aficion por la palabra escrita de generaciones venideras.

mireias32 dijo...

Hay que ser positiva y pensar que es SÓLO otra etapa más en su vida. Un día seguro que entenderá que es mejor abrir un libro, soñar y mirar directamente a los ojos de esa amiga a la que hace meses que no ves por culpa del trabajo... :))