No me resisto a pegar aquí lo que acabo de leer. Premios científicos, que conste
Francis Fesmire, del Colegio de Medicina de la Universidad de Tennessee, y un equipo del Centro Médico de Haifa (Israel) se han llevado el Ignobel de Medicina por el singular método que han descubierto para curar el hipo. En su trabajo titulado Terminación del hipo mediante un masaje rectal digital, aseguran que este movimiento convulsivo puede curarse mediante la introducción de un dedo en el ano del paciente.
La noticia completa en la edición digital de hoy de El País.
9 comentarios:
Para premios cachondos, los Darwin. Más información (en inglés), aquí.
¡Pero si tenemos premiados valencianos!, lo que pasa es que los medios lo han 'obviado' xDDDD.
Química: Antonio Mulet, José Javier Benedito y José Bon de la Universidad de Valencia, España, y Carmen Rosselló de la Universidad de Illes Balears, en Palma de Mallorca, también en España, por su estudio “Velocidad ultrasónica en el queso cheddar al ser afectado por la temperatura
Pásate por mi 'casa' y lee xDDD
Joer, pues podrían haber hecho lo mismo con el manchego o los quesitos del caserío, que son más domésticos. Que manía con los quesos extranjeros, oyes
Lo dicho: la alegría de la huerta :)
Creo que hay otr de 'mayor' utilidad. Un matematico que desarrollado un algoritmo para calcular cuantas veces hay que tomar una foto, para asegurarse que todos las personas que posa en la misma, salen con los ojos abiertos.
Tocate aquello.
La edición de los Ig-Nobel de este año la encuentro un poco flojita. Nunca se me olvidará el estudio galardonado años anteriores y realizado por un científico tras ver a un pato tirarse a otro pato muerto:
"Necrofilia homosexual en el ánade real"
Y claro, ganó de calle.
Coñes, pues yo se lo quitaba a mi hijo retándole a que viera moverse el minutero del reloj, y nunca fallaba.
Si lo llego a saber...
Esa técnica me recuerda a cuando yo me dedicaba a pensar cómo hacerme multimillonario. Entre varios amigos pensamos que lo suyo era subirse al carro del oscurantismo new age y decidimos inventar un nuevo sistema de adivinación. El mejor sin duda era el mío: la lectura de los pliegues del (con perdón) ojete. Bueno, pues resulta que ya ha salido algún listo que ha inventado la culomancia, que lo he leído por ahí. La realidad siempre supera a la ficción.
En mala hora no patentó la ocurrencia.
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