La “femme fatale” cinematográfica –la actriz, quiero decir- suele tener una vida profesional breve. Intensa, pero breve. Que se lo digan a Linda Fiorentino que después de incendiar pantallas lleva cinco años sin pisar un plató.Debuta a mediados de los ochenta con producciones dirigidas al público juvenil. En su tercera película, “After Hours” de Scorsese, le cae un papel perverso. Tras una década de actuaciones en películas intrascendentes, obtiene el codiciado “papel bombón” en “La última seducción”. Una mujer con una falta absoluta de escrúpulos, que no esconde su perversidad, sino que la exhibe provocativamente. Una auténtica “viuda negra”.
Su creación de Bridget Gregory deja huella. Es uno de esos personajes que hacen historia en el cine. Y lo hizo tan bien que empezaron a lloverle ofertas para repetir.
Era difícil resistirse a William Friedkin, quien le pone en bandeja el papel de Trina Gavin en “Jade”, una psiquiatra que vive entre la adoración reprimida del mejor amigo de su marido; las ambiciones de éste último y una clandestina vida sexual promiscua y dura.
Pero era más de lo mismo.
Fiorentino, sin embargo, tenía habilidades de comedianta que no habían sido explotadas. Después de algunas películas de bajo presupuesto, se convierte en coprotagonista del taquillazo “Men in Black”, en un papel de forense despistada y solitaria.
De nuevo aborda un papel en la enloquecida comedia “Dogma” como última descendiente viva de Jesucristo, descendiente divorciada que trabaja en una clínica abortista. Como no hay manera de que haga de persona normal, al año siguiente aparece como la mujer (y no única) de Kevin Spacey en “Criminal y Decente”, una madre de familia con un marido atracador y que comparte la cama con la propia hermana de su mujer.
Su última contribución es “En el punto de mira”, una producción que se parece sospechosamente a “Última llamada”, ambas de 2002, y dónde vuelve con el personaje de mujer de fidelidad distraída.
Desde entonces, Linda Fiorentino ha desaparecido de los repartos, incluídas las series de TV.
Ya tenemos nueva lista de las 100 mejores películas de todos los tiempos. Pocos cambios, eso sí.
Los personajes son excepcionales, desde el taxista que espera infructuosamente llevar a la pareja de luna de miel hasta el policía con ínfulas de dramaturgo que deja atado y amordazado al pobre Grant porque así le puede leer su obra.
De Capra también hay otra película que me encanta: “Un gángster para un milagro”, con unos excelentes Glen Ford y Bette Davis y, como no, un elenco de secundarios excepcional. 

Este actor no me daba ni frío ni calor. Vamos, que no le pillaba el punto. Quizás lo encontraba demasiado “alternativo” y no me fijaba demasiado, ni siquiera cuando se puso en la piel (y las cuchillas) de Eduardo Manostijeras.
