Ha muerto Rudi Berger. A casi nadie, a no ser que sea un fanático del tenis, el nombre le dirá algo. Casualmente yo soy una fanática del tenis y tuve la ocasión de ver en vivo y en directo y por la tele los partidos de Berger. Aunque Berger no jugaba. Rudi Berger fué, hasta su retirada en 2001, el más popular y respetado juez de silla internacional de la ATP.
Berger formó parte de la primera hornada de árbitros internacionales. Él, junto con otros como Steve Ulrich, Romano Grillotti o Lars Graft, fueron rostros y voces familiares en los torneos.
Djokovik ya es número tres. En un mismo torneo venció a los tres tenistas que le superaban: Roddick, Nadal y Federer. Le ví por primera vez este año, en la final de Indian Wells, y me cautivó esa derecha asesina que tiene. Es un fenómeno. Ambicioso, confía en sus posibilidades, tiene espíritu de sacrificio y me cae simpático. Quizá no tiene la capacidad de sufrimiento de Nadal, pero es más agresivo, asume más riesgo.
Otro jovencito que dará que hablar es el argentino Juan Martín del Potro, que tuvo contra las cuerdas a Moyá.
Y Moyá vuelve a resucitar. Ya veremos lo que dura. Pero está jugando muy bien y, por una vez, parece que no se le va la olla.
Y la alegría de la jornada: David Ferrer que ganó a Roddick y le sacó de sus casillas.
2 comentarios:
Yo anuncié, desde que lo vi en Roland Garros, que Djokovic sería una futura estrella. Wimbledon lo corroboró, y la victoria sobre Federer en el último Máster así lo confirma, por mucho que Moyà lo haya eliminado. Por cierto, que el resurgir de Moyà (y van...) ha sido cortado de raíz por Hewitt.
Comparto tu análisis sobre Djokovic: tiene menos mentalidad ganadora que Nadal, pero es igual de bestia con su drive. Tampoco olvidemos que, como buen serbio, lleva la competitividad en vena desde la cuna.
En fin, sólo nos queda Ferrer (contra Davydenko), otro que va camino de quedarse en promesa.
Ya ni Ferrer ... Discrepo en su opinión sobre él. No creo que se "quede" en promesa. Es un buen jugador y ya lleva varios años en el circuito. No le engañe su rostro añiñado, porque no cumple los 25.
Ferrer es un jugador regular, sólido y con talento. No es un jugador "estrella", pero es un tenista para moverse entre los 20 primeros puestos.
Por cierto, Federer, aún jugando mal, gana. Ayer en su partido contra Hewitt no era él mismo. Le faltaba confianza, el revés fue su cruz: los cortados se le iban de largo y los planos se quedaban en la red. Eso sí, metió tres reveses paralelos sencillamente maravillosos.
Cuando fallaba un golpe sencillo, de esos que en otros provoca una rotura de raqueta, un alarido o un tirarse de los pelos, él decía: "Oh"
Y el golpe tonto (o genial) del partido: el resto dejada. Ni él se lo creía.
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