Las potencias tenísticas son volátiles. A temporadas surge en ciertos países una generación que arrasa y a la siguiente no hay más que mediocridades. Tiene mucho que ver, por ejemplo, que salga un fuera de serie que eclipse a todos los demás, como es el caso actual.
Porque Suiza, al margen de Marc Roset, no ha dado nunca grandes tenistas. Recuerdo que Hingis es de origen eslovaco, así que no cuenta. Pero por alguna razón genética, que no ambiental o de cultura deportiva, surgió el fenómeno Federer.
Si la potencia tenística masculina se mide por Copa Davis ganada, Estados Unidos y Australia se sitúan entre las grandes. Sin embargo, en los últimos años ambos países están de capa caída. Ni Andy Roddick ni James Blake pueden aspirar más que estar entre los 10 primeros. Además, carecen de carisma, de capacidad de arrastre más allá de sus propios compatriotas, aunque reconozco que Blake me cae bien.
Y si hablamos de americanas, quitando a las Williams, antipáticas como ellas solas, no quedan jugadoras capaces de obtener apuestas a su favor.
En el caso australiano, más de lo mismo. Hewitt fue una fulgurante estrella que se apagó gradualmente, a pesar de que no ha jugado mal este año en Wimbledon. Y adolece de lo mismo que los americanos. En su caso peor: no tiene carisma, sino que sus modales de hooligan despiertan bastantes antipatías. Es una pena, porque Australia siempre dispuso de grandísimos tenistas que despertaban enormes simpatías, como mi admiradísimo hombre araña, Pat Rafter (vale, reconozco que tengo una debilidad por Rafter, imposible de erradicar) cuya volea alta de revés era sencillamente perfecta.
Suecia ha sido otro de los países que mejores tenistas ha aportado al circuíto. Entre mis favoritos, sin duda, Stefan Edberg. Ahora sólo le queda el viejo rockero de Jonas Bjorkman, un tipo simpatiquísimo, y algún jovencito. A excepción del espejismo que supuso Thomas Johansson ganando un Aus Open, la estrella sueca parece haberse eclipsado.
En tenis femenino –con la excepción de la número 1, la sensacional belga Henin- la mayor producción de buenas tenistas corresponde a Rusia y antiguos países del Este. Especial atención a Serbia, con dos fenomenales jugadoras, Ana Ivanova y Jelena Jancovic (esta última eliminada por Bartoli) Serbia, en el capítulo de chicos, ha aportado a un fenómeno al que auguro una carrera exitosa: Djokovic, que como siga así pronto empezará a hacer sombra a Nadal.
Rusia casi ha monopolizado el torneo femenino de este Wimbledon. Además de la inevitable Sharapova, otras 15 jugadoras rusas han entrado en el cuadro principal.
En cuanto a hombres, no parece que Rusia pueda aportar en este momento jugadores capaces de ganar un grand slam, como lo hicieron Kafelnikov o Safin, con dos grandes cada uno en su poder.
La tradición checa y eslovaca en tenis también se deja sentir, especialmente en el cuadro femenino. Jugadoras que siempre han contado con el favor del público masculino. En el Wimbledon de este año destaca –además de las siempre admiradas piernas de Hantuchova- la checa Nicole Vaidisova, capaz de mandar a casa a la campeona del año pasado. Desafortundamente hoy tiró el partido cuando sacaba para ganar.
España y Francia disponen ahora de una generación de tenistas interesante, aunque –a excepción de Nadal- no auguran un palmarés histórico. La francesa Bartoli está eliminando a las favoritas en este Wimbledon, la única esperanza que les queda tras la eliminación de Mauresmo. Una jugadora peculiar: pega a dos manos, como Seles; sus movimientos para el saque son rarísimos, pero parece que tiene una mentalidad fuerte y es luchadora hasta el agotamiento.
España, desde la retirada de Arantxa y Conchita, poco puede hacer y lo peor es que no hay visos de que salga una nueva generación de jugadoras que emulen su trayectoria. Vivi Ruano y Anabel Medina hacen lo que pueden.
En hombres la sequía no es tan terrible, pero tampoco es para echar cohetes. Tommy Robredo y Ferrer son –al margen de Nadal- las raquetas mejor situadas ... y Ferrero si se confirma su recuperación.
Dejo para el final los que son siempre grandes esperanzas, pero no acaban de hacerse un hueco a codazos: los jugadores sudamericanos. Muchos y buenos. Ahí está el chileno Fernando González. Su compatriota Marcelo Ríos llegó a ser número 1, pero su mala cabeza le retiró pronto de los circuitos, siendo un jugador impresionante. Su problema es que entraba en la pista cuando ya había acabado el primer set. Pero que pegada tenía ... Fantástico.
Los argentinos, con la sombra del dopaje casi permanentemente encima, tienen a Cañas en estos momentos como su mejor baza, junto a Nalbandian; pero Del Potro lleva una trayectoria muy interesante. Esperemos que no se frustre.
De Brasil, tras la retirada de Kuerten, nada. Mucha samba.
Ya se que estoy muy pelma con el tenis, pero me sabrán disculpar.
Las fotos corresponden a Rafter, Edberg y Safin esta última hecha por una servidora, cuando todavía residía en Valencia.
11 comentarios:
Nada, nada, Alicia, no te disculpes. Al menos yo agradezco estos artículos tenísticos, deporte cuya mitología parece haber caído en el destierro por parte de nuestra prensa.
Una cosa: ¿crees realmente que Francia tiene una generación interesante? En chicas sí, con Mauresmo (algo mayor) y Bartoli, tan meticulosa que ayer me obligó a apagar la tele jugando contra Krajicek. Pero en chicos... no sé, creo que ni Mathieu, ni Monfils, ni Gasquet serán carne del top diez.
Gran artículo, en serio.
Eso digo yo. Es tu blog y escribes de lo que te da la gana, y como a mí me gusta charlar de tenis, encantado.
Como dice Fer, muy interesante posteo, sobre todo porque permite la discusión. Pienso que para ganar la Davis no es necesario tener un superclase y sí una clase media sólida. Y que ni Suiza ni España (países defendidos por los dos dominadores actuales) sean capaces de dominar el torneo es una prueba irrefutable de ello. Aunque son muchos los condicionantes que determinan qué ocurrirá en este torneo. Recuerdo que hace años la final fue inaudita: Suecia-India. El país asiatico, que sólo contaba con un jugador de cierto nivel: Krishnan, tuvo la suerte de jugar todos sus cruces en casa y la hierba que utilizaron como superficie hizo el resto. En su primer partido fuera, la final frente a los suecos, se llevaron un 5 a 0 para Calcuta.
Sobre el carisma de Hewitt, habría que preguntar a los australianos. Recuerda que este tipo les dió una increible copa Davis ganada en suelo frances y jugando en tierra. Su caracter corajudo hace que unos de odien y otros le amen. Rodick podría haber sido, que condiciones tiene, pero no es. Hoy se ha dejado ganar un partido que ganaba 2-0, perdiendo tres tie-breaks consecutivos. En su primera época (tras ganarle el US Open a Ferrero) le vendieron como si se tratase de un nuevo McEnroe o la reencarnación de Connors. Pero no, le falta la mala hostia de John y la furia de Jimbo, aquel tipo feroz que gritó cobarde a Ivan Lendl en pleno partido aquella vez que se percató que se estaba dejando ganar (por ahorrar energía pensando en el siguiente parcial) en un set que perdía por 5-0.
Rafter era un jugador muy elegante, pero no olvides al último australiano en ganar Wimbledon: Pat Cash. Aparte de un gran servicio, tenía una muñeca sutil capaz de hacer grandes golpes.
Ríos estaba zumbado. Como la Hingis gastaba un caracter pusilánime que le impedía hacer frente a la adversidad. En cuanto el partido se ponía cuesta arriba, desaparecía de la pista. Anabel es muy buena, le falta subir el último escalón, aparte de que lejos de la tierra su juego pierde muchos enteros. En cualquier caso el tenis femenino español está a años luz de lo que fue. Me pregunto qué fue de Magüi Serna. Un caso similar al de Javier Sánchez Vicario, qué ganó algunos torneos junior (Wimbledon incluído, si no recuerdo mal) para desaparecer paulatinamente tras su paso al profesionalismo.
Del tenís sudamericano recuerdo a Nicolás Lapentti, el sobrino de Andrés Gómez que tanto apuntó a principio de los noventa. Otro que se perdió por el camino, más aficionado a perseguir a las tenistas rusas (se cuentan cientos de sus azañas sexuales fuera de la pista) que a convertirse en el gran jugador que debió ser. De los argentinos me gusta Nalbandian, si no fuese tan inconstante.
Y ahora soy yo el que pide disculpas por tan tremenda chapa. El posteo propone tantas cuestiones que no me pude reprimir. Excuses, Alicia.
Y como no pienso molestar más en unos días, me arriesgo a apostar por una final Federer-Nadal con 3-1 para el suizo, como el año pasado. La femenina para Bartoli, por joder a la Williams, vamos.
Fer: Pues ahí tiene a Gasquet, dándole un repaso a Roddick. A ver si es verdad que estamos ante un resurgir galo y vuelve el espíritu de Yannik Noah y Pioline.
Bartoli desde luego no es una jugadora espectacular, pero hay que ver la concentración y el espíritu de lucha que guarda. Porque ganan a Henin, que es otra jugadora de esas que se dejan la piel en cada punto, tiene un enorme mérito.
Alex: Pues dado que Connors es el actual entrenador de Roddick, ya le podría trasfundir esa gotita de mala leche, porque ayer Gasquet le dió una paliza de pasantes de revés que habría que remontarse a los enfrentamientos Sampras-Bruguera.Roddick que es un jugador de red y que en el fondo de la pista falla mucho, al final tenía pánico de acercarse a la red: cada vez que lo hacía, plaf, punto para el francés.
Me encantan sus aportaciones, me divierto muchísimo leyéndole y me refresca la memoria, lo que a mi edad ya resulta casi una obra de misericordia.
Una pequeña precisión. Gasquet ganó en el quinto set por 8-6. No hay muerte súbita en el quinto set, gana el que llegué a seis juegos con diferencia de dos sobre el rival. El único Grand Slam que tiene muerte súbita en el quinto es el US Open.
En el Aus Open hay un quinto set con el resultado 23-21. Lo ganó un tal Boris Becker en 1991.
Alicia, un servidor se conformaría con que los actuales jugadores franceses se quedaran en el nivel de Pioline, el único jugador con nombre de pajarito.
Más que nada, para que a nuestros vecinitos de arriba, tan humildes ellos, se les bajaran un poco más los humos.
¿Se me nota algo que estoy quemadísimo con el deporte francés? ¿Sí? ¡Pues más lo estaré cuando arranque el Tour!
PD: disculpen mi imparcialidad, fácilmente achacable al calor.
Cierto, cierto, Alicia. Los tie-breaks no se aplican en el quinto set de tres de los cuatro grandes ni en la Davis. Estuve viendo el partido en diferido en un paceto y lo dejé en 2-2. Al regresar a casa consulté el resultado final en xscores.com y, dada la hora, me dejé llevar por el erroneo marcador que ellos dan.
Por cierto, además de por la derrota de Halle, el tipo de antinadal.com también pudo actualizar cuando Rafa perdió en Hamburgo, en tierra y frente a Federer. Me preocupa de deje su page abandonada. Me divierte visitarle.
Eso de los humos subidos de los franceses no acabo de comprenderlo. Llevan años sin ganar su propio gran torneo en categoría masculina. En chicas tienen a Golovin que es mejor que Bartoli, además de la Mauresmo. Pero en chicos, aun teniendo grandes jugadores, su única esperanza de ganar Roland Garros pasa por que algún año se lesionen Nadal, Federer y los argentinos. Eso por no citar otros muchos nombres.
Lástima lo de Bartoli. Salvo destellos en el primer set, ha jugado de pena, bien es cierto.
Fer, sea generoso. Ahí está la grandeza frente al débil.
Alex, me está usted incitando a abrir un blog antialonso. Resistiré la tentación.
Una lástima la retirada de Djokovic. Me resulta simpático ese chico. Por cierto, el meñique del pie izquierdo lo tenía negro, así que la lesión era cierta. Igual se pegó un raquetazo, es de los tenistas que cuando fallan lo paga la raqueta. Djokovic se enfada mucho.
Y un desastre poner los dos partidos a la misma hora. Estaba viendo como acababa Federer con Gasquet -Fer, estará contento- cuando al cambiar de canal ví que recogían los raqueteros. En fin ...
Por alusiones, y porque sí, respondo.
Alicia, la grandeza frente al débil es una lección que Francia debería haber aprendido. Admito que no tendría por qué caerme tan mal la patria gabacha, qué le vamos a hacer, pero sus hechos no hacen sino hundirles más en la profunda sima de mi odio eterno.
Pero, sin embargo, no me alegro de que venciera Federer. Es decir, preferiría al asequible Gasquet frente a Nadal. Federer, por muy pro-Nadal que yo sea, sigue siendo el mejor del mundo y, quizás, de la Historia.
Y sí, lo de los horarios es una vergüenza. Y sí, una lástima lo de Djokovic, porque mi padre y yo ya lo tenemos marcado como uno de nuestros favoritos para el futuro.
En fin, ya veremos mañana cómo aguanta Nadal el vendaval suizo.
Actualizo: pues Nadal ha aguantado perfectamente el vendaval suizo, pero ha terminado perdiendo.
La clave, a mi entender, ha estado en las molestias de rodilla de Nadal a finales del cuarto set. Ha podido ganarlo, pero no aguantar el ritmo de juego en el quinto.
De todos modos, ¡pedazo de final! Y qué grandes los dos, en serio. Menuda gozada poder ver partidos asi...
En dos palabras: im-presionante.
La clave estuvo también en las dos muertes súbitas, especialmente la primera que pudo haber caído del lado de Nadal. Pero es lo que tiene el servicio del suizo.
Nadal está más cerca de ganar a Federer en hierba. Es cuestión de tiempo y experiencia. El 15-40 del tercer juego del quinto set que se le escapó a Rafa marcó el principio de su final. Lástima. Y conste que no soy pronadal. Aunque no me cae mal siento simpatía por otros jugadores más que por el manacorí.
Eso sí, Alicia, lo del club antialonso no se pregunta, se hace. Y si es así contará con todo mi apoyo y simpatía. Qué tipo tan repulsivo y pagado de sí mismo. La definición de soberbia en la próxima edición del diccionario de la RAE debería llevar una foto suya a efecto ilustrativo.
Excelente reseña, compa Alicia Liddell, y, además, muy bien enriquecida con los comentarios posteriores, tanto propios como ajenos. Un repaso muy exhaustivo y revelador; para los que, siendo aficionados al tenis, tampoco lo seguimos con ese nivel de detalle y atención con el que tú lo haces, resulta de lo más interesante...
Un abrazo.
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