martes, agosto 22, 2006

No es lo mismo ni es igual

La fiebre que ataca a la sociedad conocida como “lo políticamente correcto” (¿hay política hoy día correcta?) ha provocado que nos invadan los eufemismos cual plaga de langosta.

Viene este aserto a raíz de la lectura de la entrada que Folken hace en su bitácora.

La primera vez que oí lo de subsahariano lo ubiqué geográficamente gracias a que era bastante buena en geografía y, además, parte de las arenas del Sahara estaban bajo mandato español (o franquista). Todavía es un misterio cómo igualé subsahariano a africano negro, pero se me hacía difícil pensar en un afrikaner en una patera.

Así que el africano negro –no confundir con el africano magrebí, cabilio, tuareg o cualquiera de piel oscura pero de rasgos caucasianos- es el subsahariano, siempre y cuando sea un sin papeles. Si tiene papeles ya resulta ser camerunés, guineano, namibio o de dónde toque.

Subsahariano, 12 letras para denominar lo que todos hemos conocido por 5: incremento del 240%. Y encima con el riesgo de no colocar la hache dónde toca.

Pero aquí va otra perla: interrupción voluntaria del embarazo. Nada menos que 33 letras para sustituir a una de seis. Un crecimiento del 550%, para que luego presuman los chinos de su PIB.

Algunas expresiones eufemísticas –porque casi siempre constan de más de una palabra- son realmente sarcásticas. El primer premio se lo daría a “fuego amigo”, expresión que creo no es necesario comentar. Aunque claro, para sarcasmo, el premio se lo daría a la bushiana “paz duradera” vistos los resultados.

Aunque nuestro internacional Javier Solana –al menos fue a él al primero que le oí el invento- se sacó de la manga lo de “daños colaterales”. En principio pensé que se trataba de un rasconazo a la carrocería del coche al sacarlo de esos aparcamientos públicos imposibles. Luego me enteré que en lenguaje bélico equivale a “la cagamos”, traducción aplicable también a “fuego amigo”.

“Violencia de género” ha sido una expresión muy debatida sobre todo por la presión de las organizaciones feministas a admitir otros términos. Lo que ocurre es que el significado queda también, como en el caso de los daños colaterales, oscurecido. Hay una expresión más larga, pero mucho más certera: la maté porque era mía. Me temo que no es asumible en nuestra sociedad. Habría que echarle huevos para dictar una ley que incluyera el término en su título.

Pero reconozco que es la clase médica la que ha conseguido rizar el rizo. Las muertes en los hospitales no se catalogan como tales, sino bajo el epígrafe de “exitus”. Ya, ya sé que me vendrán los etimólogos a indicar que proviene del latín. Pero hombre, no me negarán que la cosa carece de coña.

Hay cientos, miles de eufemismos circulando. Se abre la veda a las aportaciones.

La foto pertenece a la iglesia museo de Santa Eulalia de Paredes de Nava

10 comentarios:

El Miope Muñoz dijo...

Los hay clásicos: "discapacitados"; "gente de la Tercera Edad". Tan fondo hemos llegado que hablar de subnormales o de viejos es ya peligroso.

La cultura de lo políticamente correcto está ya dentro de nuestras venas señora Liddell.

PD: Qué bueno que viniste, como diría la canción. Me alegra su regreso y me disculpo por enterarme ahora.

Alicia Liddell dijo...

Mi memoria llega a cuando se les denominaba inválidos. Para mí no tenía una connotación peyorativa, es decir, no la traducía como "no válidos" o inútiles. Luego llegó lo de minusválido, pero recogía ese sentido de valor. Ahí llegó la fusión entre inválido y subnormal: minusválido físico o minusválido psíquico. Por eso se acuñó discapacitado, pero que tampoco gusta y ahora se pretende lo de personas con movilidad reducida o limitada o ya veremos qué.

Palabras como cojo o manco ya no se aplican a las personas. Incluso la de paralítico que se aplicaba en su día a los que habían sufrido polio. Ahora son parapléjicos o tetrapléjicos. Como si uno tuviera dominio del griego.

Ah, Alvy, y no sea antiguo. Ya no se dice tercera edad, sino mayores. Con lo que cuidadito con decirle al hijo de la vecina eso tan socorrido de qué mayor te estás haciendo, porque igual se lo toma a mal.

Fer dijo...

"Interrupción voluntaria del embarazo", "afroamericanos" (o el más ambiguo "persona de color"), "norteafricano magrebí", "violencia de género"...
Nos estamos convirtiendo en cenutrios, o en "enfermos de idiocia". Y todo por no decir "aborto", "negro", "moro" y "si no es mía (o mío, aunque minoritario), no es de nadie".
Tenemos miedo a hablar. Queremos rayar en la perfección y nos perdemos en florituras lingüísticas, o recurrimos al inglés para darnos un barniz de modernidad y disfrazar las palabras. Y nos estamos cargando nuestro bellísimo castellano.
No soporto, tampoco, el uso de "amigas y amigos", y menos aún el de "amig@s". Que sólo diga "amigos", en general, no me convierte en un machista retrógrado, por mucho que quieran hacernos ver.
En fin. Para rematar, un pensamiento extraído (creo) de los Monthy Python: no hay dos palabras más antagónicas que "inteligencia militar".

Anónimo dijo...

Yo hasta he leído el término "afrolatinoamericanos".

Alicia Liddell dijo...

Los inventos que nos esperan con el mestizaje: afroasiáticos, afroeuropeos, euroasiáticos, americoasiáticos, afroeuroasiáticos ...

Francisco Ortiz dijo...

Los detesto con todas mis fuerzas. Tercera edad, en vez de viejos o ancianos: ése me repatea. (PD: Por fin arreglé lo de los enlaces y puse merecidamente el tuyo. Sigo en deuda contigo.)

Alicia Liddell dijo...

Muchísimas gracias, es un honor.

Para la deuda le mandaré al cobrador del frac :)

Gabriel Syme dijo...

Es una epidemia, y creo que ganan los anglosajones, sobre todo en Estados Unidos. Llevan años de ventaja y tienen mucha imaginación. Recuerdo haber leído en un libro de principios de los 90 titulado "La cultura de la queja" (ahora no recuerdo el autor, australiano e historiador del arte y crítico, pero que vive en USA) hablaba del tema y como llamaban a los cadáveres "personas no vivas" y a los enanos "personas verticalmente desajustadas" (o eso traducían, probablemente sería vertically challenged).

En Cuba, aunque todavía lo de lo políticamente correcto no penetra mucho (y entre la gente nada o casi nada), por imitación, a algunos en los medios académicos les ha dado por hablar de "afrocubanos" para referirse a los cubanos negros. Como los negros y los blancos son minoría en un país donde lo que predomina es una amplísima gama de mestizaje, si se pusiera de moda tal denominación, no sé qué haríamos con el resto. Quiero decir, los demás también tenemos derecho a que no se nos discrimine por nuestro color de piel y se nos llame de manera parecida. En mi caso, llevo años pensando en ello, creo que podría ser algo como: ibero-magrebí-acaso subsahariano cubano. Es un pelín largo, pero sin duda es descriptivo, preciso y tiene el mérito de incluir una duda plausible. No quisiera ver que se excluye sólo por no tener confirmación ninguna posible herencia cultural y racial de mi pasado.

En fin, es un absurdo. En casos como este, lo mejor es releer "Politics and the English language", de Orwell, que en parte consuela al mostrar que la corrección política no es un fenómeno novedoso, y que es además un alegato apasionado a favor de usar con claridad el idioma.

Alicia Liddell dijo...

Vaya, Gabriel, pensaba que había sido abducido en la Semana Negra, pero compruebo con alivio que sigue entre nosotros.

Gabriel Syme dijo...

No, no me abducieron, pero aún no me resigno a regresar a Valencia en agosto, por lo que "entre nosotros" sólo puede significar en el mundo de los vivos, pero no en el mismo espacio. Después de algunas vueltas, me encuentro de nuevo en Asturias, que es un sitio con un clima sensato: cielos nublados y frialdad en general, lo que yo agradezco en agosto. Y aunque mi conexión ha sido relativamente intermitente, siempre que he podido he hecho tiempo para pasar por aquí y leer un rato. De hecho, le agradezco las pausas que hizo, me permitieron no perderme muchas cosas.