miércoles, julio 06, 2005

El jodido ordenador

El jodido ordenador ha entrado en coma. Mantiene sus constantes vitales, pero no reacciona a los estímulos. Cuando intento abrir un programa el reloj olvida su función y la pantalla entra en animación suspendida.

Además, como el puñetero no ha dejado escrito su testamento vital, es imposible practicarle la eutanasia por las buenas. Hay que proceder a su muerte violenta.

Estoy aburrida de llamar a los conocidos como "expertos". ¡Qué falsedad! Saben tan poco como yo, pero como yo ignoro la amplitud de su desconocimiento, siempre pueden fingir una superioridad tecnológica que yo, ni en sueños, me atrevería a emular.

Así llevo todo el día. Primero les he comunicado la incidencia y me han enviado a un becario jovencito y rubio que debe hacer estragos entre las niñas de su edad. Este muchacho todavía no domina los rudimentos básicos del oficio. Es decir, utilizar muchos términos in-gleses e in-inteligibles para enmascarar lo obvio: que no tiene ni la más leve idea del mal que aqueja al aparato.

Lo intenta, criatura, sin ningún éxito. Procura hacer un apaño, pero fracasa. La vergüenza le domina y se retira, no sin antes prometer que mandará a alguien más cualificado que él.
Cuatro horas más tarde el ignoto más cualificado sigue siendo eso, ignoto. Ni está ni se le espera.

- ¿Hay alguien ahí?
- Sí, llama a Tony o a Quique

Eso hago. Tony, como siempre, da excusas.

- Estoy muy liado. En cuanto pueda voy o te mando a alguien.

Mentira. A las 7 de la tarde la ayuda sigue sin presentarse.

Hasta el momento he usado dos técnicas: la meramente informativa y la suplicante. Pasemos a la tercera: la cabreada.

La cabreada es peligrosa. Suele incluir una queja que se envía al superior jerárquico, más preocupado por ocultar sus ineficacias que en resolver problemas, con copia a la Superioridad, a la Alta Jerarquía, a la Autoridad. Y ahí las cosas empiezan a moverse para gran cabreo de todos.
Es la peor solución, pero es la Solución. Te creas un par de enemigos y la Autoridad, por su lado, piensa que eres débil, incapaz de solucionar un problema tan trivial como ese.

¡Nos ha jodido! Serían suicidas si cuando la Autoridad considera que un programa se retrasa 10 nanosegundos ellos, los informáticos, no perdieran el culo en arreglarlo.

Pero la Solución suele ser la alternativa previa a la comisión de un delito de sangre.

Otra es la de "pues si ellos no hacen su trabajo, a mí plim" ¿Qué se estropea el ordenador? No pasa nada, y si pasa las quejas se redirigen inmediatamente al sufrido maestro armero: "Ah, es que Sistemas no me ha arreglado el ordenador".

Te conviertes en acusica y te ganas el odio eterno de los informáticos, pero no pasa nada, porque el sentimiento es recíproco y, además, ellos empezaron.

Existe también la táctica borde y escandalizante que consiste en preguntar en voz alta, a ser posible con los brazos en jarras: "¿A quien hay que chupársela para que arreglen el ordenador?"
Los idiotas no levantan la mano inmediatamente, aunque parezca mentira. Se esconden detrás de la pantalla fingiendo que no han oído nada. Las chicas dicen: "Jo, qué bruta".

Algún pelagatos se hace el ofendido y contesta que esa no es forma de pedir las cosas. Y, claro, dices que una vez agotados los recursos legítimos ya solo queda la opción de prostituirse "a cambio de que tú, jodido mamón, hagas TU trabajo, para que yo, vago de mierda, pueda hacer el mío".

No hay nada como la camaradería laboral.

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