miércoles, julio 13, 2005

Okupas


Me comenta un amable lector que "El Dragón" podría convertirse en una novela. Por más vueltas que le doy, no veo la manera de transformar a un dragoncillo doméstico en un personaje, siquiera secundario, de una narración más extensa.

A no ser, claro, que incluyera en la misma al resto de okupas de la casa: cinco golondrinas y un chucho mestizo poseído por el pecado de la gula.

Las golondrinas –dos en sus inicios- descubrieron un rincón en el garaje, encima de una tubería, que consideraron adecuado para anidar. Durante semanas los coches aparecieron cubiertos de pellas de barro, empleado en la construcción del pisito. Ya se había expuesto en Barcelona la propuesta de los minipisos.

Por la noche cerrábamos la puerta basculante para evitar las posibles intrusiones de los "malos". A las 6 de la mañana ya estaban las avecillas de guirigay exigiendo perentoriamente su apertura.

Hace cosa de un mes una golondrina permanecía en el nido. Hace cosa de dos semanas aumentó la familia con tres polluelos más feos que picio que reclaman permanentemente comida.

En estas dos semanas los pollos ya tienen un aspecto algo más presentable. Se asoman permanentemente por el borde del nido con el pico abierto esperando que padre o madre les deje algún mosquito cazado al vuelo. En cuanto oyen el menor ruido sacan las cabezas y observan qué pasa. Son feos, pero graciosos.

Mientras tanto, el Gos tiene un mosqueo de campeonato. Está más pelma que nunca (lo que significa más cariñoso) y aguantar un ataque intensivo de fidelidad canina de 65 kilos resulta agotador.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Volverán las oscuras golondrinas sus nidos en la tuberia de pvc a colgar... Mis okupas irracionales preferidos (aparte de algunos vecinos adosados que entran en casa para comentar el desarrollo de mis plantas) son las hormigas. Hoy precisamente he realizado una operación de salvamento con dos de ellas que habian caido en el wc. Les he colocado un palillo y las dos se han subido a él. Despues las he soltado en la terraza junto a una cáscara de melón para que recuperaran fuerzas y pudieran regresar a su casa. Me he sentido francamente bien. La idea de verme encajado en un bote sifónico sin poder respirar ha obrado el milagro de la compasión por estos seres minusculos y laboriosos. Los ocupas que no me gustan son las avispas que anidan en el hueco de las persianas y esos jodidos pulgones que se comen mis geranios. Creo que voy a coger a unas cuantas hormigas y las voy a colocar en los geranios para que se coman a los pulgones. Ya veremos quién se sale con la suya. El reino animal es fenomenal y las golondrinas emiten un sonido que me recuerda siempre a algo fresco y virginal. Que las disfrutes con salud, Alicia.

Anónimo dijo...

He comprado una caja con cuatro tiras de papel pegajoso para matar moscas.

Vienen las tiras en cartuchos, van enrrolladas y tienen un cordel que pegado en un doblez del extremo de la tira sirve para colgarlas.

Me dí cuenta de su uso después de romper el primer cartucho: me quedé con el extremo mencionado pegajoseándome la mano derecha, mientras la izquierda aguantaba la otra esquina y el cartucho, separados y ya sin utilidad.

Con el segundo cartucho obré con mejor experiencia. No rompí la unión entre tira y cartucho y separé con cuidado el cordel para colgar el conjunto.

Y busqué dónde. En el techo no podía que no tiene vigas al aire, en las lámparas tampoco que son de cristal y en la hoja de instrucciones, que venía con la caja y a la que recurrí humillado, clarito ponía que no se debía colocar en las ventanas ya que no admitía el utensilio corrientes de aire.

Al final he pegado cachos de cinta en el cristal de las lámparas del techo, digo cachos ya que poco más quedó de las cintas después de mancharme muebles y paredes, que cuelgan con distintas longitudes para mayor gasto de champú.

Lo que no me quedó claro es si no se debían poner en las ventanas porque las moscas no gustan de corrientes o por que las corrientes llevan a las cintas hasta las persianas.

Alicia Liddell dijo...

Ased, creo que te prestaré a mis golondrinas, cuando finalicen la crianza de la prole, para que sustituyan al matamoscas. Incluso el dragón te hará un buen apaño.
Por cierto, no sabía que aun existen esos métodos francamente asquerosos. De niña me encantaban ver las moscas pegadas a la tira. Todos los niños son -hemos sido- un poco sádicos.