martes, julio 18, 2006

Tengo que hacermelo mirar


Mis aversiones son más sólidas y persistentes que mis querencias. Si me preguntan por mi libro o mi película favorita seré incapaz de contestar. A lo mejor respondo que “El hombre tranquilo” o “Con faldas y a lo loco”. A lo mejor digo, si me he tomado una copa de más, “El imperio del sol” y si estoy nostálgica aseguraré que es “Arsénico por compasión”.

Si alguien me rebate, no haré una defensa ardiente, sino más bien tibia.

Pero si delante de mí alguien defiende a algún “artista” al que desprecio, mi respuesta es siempre la misma: “Le pegaba una paliza que le mataba”. Tanta violencia es una pose, claro está, pero refleja un poco el inmenso asco que me dan pendejas de vangó, pesadillas de morfeo (¡pero quien coño elige esos nombres???) …

Y si eso ocurre en música –yo, que soy una analfabeta- en literatura ya es una actitud patológica.

Por ejemplo, leo en un comentario de Rosa Valerio la tragedia de que a Lucía Etxeverría le rechazaran 10 veces un original. Y pienso, lástima que la editorial undécima se lo aceptara. Porque la Etxeverría es de esos semovientes que me inspiran los peores instintos.

Bueno, es que las “escritoras modennas” españolas han conseguido ponerse por méritos propios en mi lista negra. La Posadas y la Freire no se salvan tampoco de mi particular ordalía.

¿Y ellos? A ellos les salva que no les leo. Es decir, ya no les leo, excepción hecha de Eduardo Mendoza que ya últimamente empieza a agotarme. Imagino torturas como lapidar a Pérez Reverte con sus obras para luego prenderles fuego con napalm.

Otro, de la categoría de best seller, que, sencillamente, despellejaría vivo, es el sinvergüenza de Paolo Coelho, el único “autor” que ha conseguido que me sintiera estafada por comprar un libro suyo (que fue arrojado al cubo de la basura)

Le imagino enterrado hasta el cuello en una playa tropical rodeado de cangrejos hambrientos. Lo reconozco, estoy enferma.

¿Defendería con igual pasión a, pongo por caso, David Lodge, Evelyn Waugh, Ian McEwan, Jonathan Franzen, Chabon …? Estoy segura que no, alegaría el tópico de que para gustos, colores.

Así que desconozco qué malformación moral me inspira estos sentimientos destructivos. Tengo que hacérmelo mirar.

12 comentarios:

Miguel Sanfeliu dijo...

Hay demasiados autores, muchos libros por leer. Los que has comentado merecen quedarse en la estantería de la librería, acumulando polvo... Pero mujer, enterrarlo en la arena de la playa rodeado de cangrejos o bombardearlos con napalm, la verdad, me parece un poco excesivo.
¿Has probado la tila?

Alicia Liddell dijo...

No seas tan correcto, Kafka. Piensa en todos los bosques arrasados para editar esa basura.

Fer dijo...

En parte coincido con Alicia, en parte no. Pero he de reconocer, independientemente, que es común mostrar más énfasis en criticar que en alabar, en odiar que en amar. O, reduciéndolo a la mínima expresión y sin ambages floridos, nos parece más fácil y divertido.
En mi caso, no soporto a Dan Brown. Ni tampoco a esos émulos del iluminado yanqui, dispuestos a comerse el mercado explotando el pésimo filón.
Pero, en vez de revolcarme en montañas de aversión, suelo ejercitar algo más sencillo y calmante: abro un libro.
Y que el mundo siga girando...

Anónimo dijo...

Que decir de esa petarda de Etxevarria que plagió descaradamente a Antonio Colinas. Le daría dos hostias y la echaria al rio.

Alicia Liddell dijo...

Hombre, Fer, yo es que ni me he acercado a Dan Brown. Hay cosas que mi médico me tiene completamente prohibidas.

Laura Diaz dijo...

No sé si es una suerte no tener instintos asesinos o de tortura. Aunque me temo que no sea tan así, pues leyendo tu post no me he horrorizado, a pesar de compartir tus ¿fobias?

Lo que más me molesta no es que esos fulanos y fulanas escriban, sino que editoriales y críticos los suban a los podios, haciéndoles ganar cientos de miles por obras de mala calidad,algunas que ni siquiera proponen un tema seductor. Mientras tanto, están los otros, los buenos, olvidados por editoriales,sponsors, ministerios de cultura y demás; sin nombrar a los prometedores, que seguirán siendo aspirantes por mucho tiempo, o los considerarán eternamente debutantes, que deambulan con carpetas, que se enfrentan a puertas cerradas, que ni siquiera logran un desgraciado segundo puesto en un concurso de una ciudad perdida del mapa.

Sobre editoriales y críticos es imprescindible hablar. Son los que sostienen y fomentan el injusto y macabro sistema, que frusta, agota, desilusiona a tantos y a cuantos conduce a abandonar sus obras en cajones o discos duros de computadoras.

El 23 de marzo estuvo en el Centro Cultural de España en Montevideo, Ignacio Echevarría,con el objetivo de hablar sobre "El pensamiento crítico", que realmente derivó en un debate sobre la cultura masiva y la alta cultura. Algo sabía de los problemas que tuvo en El País de Madrid, pero los detalles que fui conociendon me dejaron pensando unos buenos días. El 14 de julio en el suplemento Cultural de El País de Montevideo, publicaron un extenso artículo al respecto. Los intereses económicos de los medios de comunicación, las conexiones con las editoriales, las presiones que sufren los críticos, dan como resultado que personajes como los nombrados por Alicia (y a los que quisiera eliminar de la faz de la tierra cometiendo delitos suis generis)publiquen, vendan, sean tapa de suplementos culturales, y se crean que hacen literatura.

En fin, no vale la pena detestar ni odiar a esos personajes, aunque nos duelan las desilusiones de los otros.

Hay que hacer como fer.

El Miope Muñoz dijo...

Etxebarría (Lucía); Coelho (Paulo); Bucay (Jorge) ; Ruiz-Zafión, digo Zafón (Carlos).

Como ve no desprecio a los "artistas" sino a una raza muy concreta de hábiles escribientes que convierten sus letrillas en pequeños fenómenos de sobrevaloración a gran escala, van de literarios cool, y desprecian con hipocresía la existencia de una sincera, pura, clásica novela de bolsilibro, bestseller disfrutable camuflando eso (suelen ser bestsellers deficientes) con trascendentalismo para memos.


Supongo que mi último odio al presunto genio es Juan Marsé. Ya dije que prefiero pensar que es una cuestión de generaciones, pero es que en la entrevista a Orejudo por parte de Miguel Ángel Muñoz (en su blog) dice algo muy bueno: la generación superutópico del 68 anda asentada en el panorama político-literario-editorial patrio (¿acaso no es lo mismo?). Aunque esa es otra historia..

En general a los que no trago no les doy la oportunidad de conocerlos. Si sus temas no me llaman la atención los esquivo. Marsé, por ejemplo, fue una trágica lectura obligatoria de instituto. Desagradablísima.

Y en general puestos a hablar de sus estupendas preferencias, ¿Qué tal Franzen? Está ahí, puesto que ya sabe que yo tengo una predilección enorme por la literatura estadounidense (por no decir total porqué siempre hay excepciones, porqué no hay que caer en el encasillamiento etcétera) y LAS CORRECCIONES me interesa muchísimo, sobretodo por aquello de resumir lo que debía ser la Gran Novela Americana en una ficción.

¡Un saludo!

La independiente dijo...

Los libros que no se leen son libros que no existen.

Así que demos cuerpo a los libros de verdad, porque ho hay tiempo en una vida para leer todo lo que nos gustaría.

Y Alicia, deje el odio, que es agotador. :-D

Basta con no abrir las páginas de esos autores que menciona.

Un saludo,
Xavie

Alicia Liddell dijo...

Xavie, el odio no es agotador, es el motor que mueve el mundo. Eche un vistazo a su alrededor.

sfer dijo...

"Para gustos, colores" es una de mis frases favoritas. Para libros, para cine, para comida... multidisciplinar :-)

Todavía no he decidido si preferiría que la gente no leyera a que lean a Reverte, Brown o quien sea. Como bien dices en tu post anterior, cuanto más vieja soy, más difusas se convierten mis opiniones.

Anónimo dijo...

Me sumo a lo de P. punto Reverte, y no saben la alegría que me dan.

He leído en Corín Tellado mejores descripciones (?) del "alma" femenina que en el autor del nomenclator "La carta esférica".

Al principio me divertían sus
obras, (las tres o cuatro primeras), pero luego, con su pose de pseudo iconoclasta y su cansino empeño en resucitar d un léxico que gozaba de la paz de los muertos, voto al chápiro, el señor académico me tiene ya pero que bastante hartita.

Anónimo dijo...

dios mío, ¡¡¡y yo con remordimientos por no haber podido acabarme La sombra del viento!!! (es que no llegué ni a la mitad... vamos, ni a la tercera parte).

Exulto de gozo cual San Juanito nonato en el vientre de Isabel: ¡tampoco me gustan Marsé!

¿Que opinan de Skármeta y su Baile de la Victoria? De pena. Y uno de los q fue rey de mis amores literarios (junto con E. Mendoza, al que, aún, le perdono de todo), Luis Landero, me da tanta zozobra verlo zozobrar...