martes, julio 18, 2006

Éxitos tardíos


Ocurre a veces que un escritor casi desconocido se convierte en fenómeno de masas. El hecho se produce si el autor recibe un célebre premio o una de sus obras salta a las pantallas.

Hemos asistido repetidamente al acontecimiento. Cuando el Nobel de Literatura recayó en Coetzee me invadió una secreta satisfacción. Muchos amigos míos lectores ponían cara de circunstancias, otros de asombro. Y yo me sentía una elegida porque otro amigo me había descubierto el filón.

Sucedió de nuevo con Elfriede Jelinek y eso que se habían estrenado películas basadas en sus obras, ahora bien, europeas que no dan la fama que proporcionan las americanas.

Se anuncia ahora la versión cinematográfica de “Ask the dust” y, francamente, me hecho a temblar. Fante, desde hace unos pocos años, empezaba a ser editado y leído, pero desde luego no de forma masiva. Otro gourmet literario me descubrió a Fante.

Las editoriales se apresuran a reimprimir las obras cambiando la portada por un cartel cinematográfico. Los ejemplares, que antes había que solicitar al librero, cuando no estaban escondidos en estanterías polvorientas, se amontonan ahora en la mesa de novedades.

Sería positivo si una décima parte de esos compradores de libros por influjo de la cartelera descubriera al autor, cogiera gusto a la lectura, leyera en la solapa de los libros otros títulos que le sedujeran … Pero me temo que es un cálculo optimista.

5 comentarios:

Fer dijo...

Me extraña que la mayoría de la gente vaya a leer libros que saben que se convertirán en películas. De hecho, compañeros de residencia me sorprendían cuando, a contrarreloj, finiquitaba El Señor de los Anillos días antes de su estreno.
No niego que la película tuviese repercusión en la lectura, como ha sucedido en otros casos que me satisfacen menos (Bridget Jones o Harry Potter). Pero admitamos que, por lo general, nadie se lanza a descubrir al escritor en cuya obra se basa la última película de éxito (pánico me das, Dan Brown).
Quizás seas optimista, Alicia, pero no es ningún reproche. Ojalá tus deseos se cumplieran.

Miguel Ángel Muñoz dijo...

Tus temores están justificados. La versión cinematográfica es un pequeño horror -ni siquiera tiene la fortuna de ser un gran horror-.

El Miope Muñoz dijo...

No ; no pienso ver a Fante ; a mi sucio Bandini ; a mi romántico Bandini ; a Bukowski antes de que naciera Bukowski ; a las fantasías pulp románticas y tan maravillosas ; al primer outsider que, si, prologó Bukowski convertido en una película, de decorados carcomidamente decó, de actores anestesiados, de desprecio novelístico camuflado de peripecia vulgar, vagamente romántica.

No pienso....

A mi también me puede sra Liddell.

PD: Si sigue usted halagándome de esta manera tan ingeniosa va a agotar todas mis maneras originales (o sea cuatro expresiones , como puede observar) de decir muchas gracias pero yo sólo soy un tipo corriente. Una menos.

sfer dijo...

Una está cargada de manías respecto a las adaptaciones cinematográficas de libros. A saber:
a) Prefiero leer el libro a ver la película.
b) Si sé que voy a ver la película, prefiero leerme el libro ANTES de verla.
c) Si no hago b, no leeré el libro después de haber visto la película. No le encuentro ninguna gracia a leer sin poder imaginar escenarios, personajes, situaciones, y soy incapaz de hacerlo si el cine ya me ha impreso su versión en el cerebro...

Miguel Sanfeliu dijo...

Alicia, como creo que ya he dicho en otra ocasión, "Pregúntale al polvo" es uno de mis libros favoritos. Lo es por el estilo de su prosa, por la socarronería y la agilidad de su texto, y nada de esto se puede llevar al cine.
Las tormentosas reflexiones de Bandini se convertirán, me temo, en una intrascendente historia de amor.
Lo peor es que a veces una mala película te puede alejar de un buen libro. Y no lo digo por este caso, pues aún no la he visto y no puedo decir si la película se puede ver o no. (Quizá olvidándose de que pretende adaptar a Fante).