Mi profesor de Hª del Arte me contó que una tarde veraniega, mientras pintaba un paisaje al óleo, se le acercó a curiosear una monja bellísima. Se le acercó tanto que sus mejillas se rozaron levemente y D. José, al sentir el hervor de la sangre se echó a un lado y le riñó: ¡Por favor, madre, no se da cuenta usted que además de monja también es una mujer! Ella se marchó ruborizada y él se quedó enamorado de ella para siempre.
Las monjas bellísimas, por su rareza, son seres abominables. Me explico:
Hurtan su belleza al mundo. Se niegan a los placeres mundanos, ellas, que tanto lucirían. Los profanos secretamente piensan que es una lástima. Los perversos se sienten espoleados a profanar su belleza, a competir con dios. Provocan un sentimiento incómodo incluso entre su congregación que se pregunta que oscuro pasado les ha llevado al convento.
2 comentarios:
Mi profesor de Hª del Arte me contó que una tarde veraniega, mientras pintaba un paisaje al óleo, se le acercó a curiosear una monja bellísima. Se le acercó tanto que sus mejillas se rozaron levemente y D. José, al sentir el hervor de la sangre se echó a un lado y le riñó: ¡Por favor, madre, no se da cuenta usted que además de monja también es una mujer! Ella se marchó ruborizada y él se quedó enamorado de ella para siempre.
Las monjas bellísimas, por su rareza, son seres abominables. Me explico:
Hurtan su belleza al mundo.
Se niegan a los placeres mundanos, ellas, que tanto lucirían.
Los profanos secretamente piensan que es una lástima.
Los perversos se sienten espoleados a profanar su belleza, a competir con dios.
Provocan un sentimiento incómodo incluso entre su congregación que se pregunta que oscuro pasado les ha llevado al convento.
Una monja bella es hada o demonio.
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