domingo, julio 30, 2006

Sí, ministro


Durante el gobierno Thatcher la BBC emitió una serie de televisión imprescindible. Fué en 1983 y algo así desde luego no pasaría en nuestro país: que la televisión pública pusiera en antena una serie donde el gobierno en curso fuera vapuleado tanto y con tanto ingenio.

La serie da comienzo con el nombramiento de Jim Hacker como ministro de Asuntos Administrativos. Jim en realidad, esperaba ser titular de la cartera de Agricultura, pero una cartera es una cartera.

El argumento gira en torno a un dilema: ¿Quién gobierna realmente, el gobierno o la administración?

El otro gran protagonista de la serie es sir Humphrey Appleby, secretario permanente del ministerio –lo que en España sería oficial mayor, si es que todavía existe ese cargo- es decir, el funcionario de máximo rango.

Las fricciones y resistencias de la burocracia paralizando toda iniciativa política es el marco permanente. Pero alguna de las mejores cosas de la serie es el uso del lenguaje.

He aquí algunos ejemplos.

“Cité, por ejemplo, que una reducción por etapas de unas 400.000 personas en la Administración Pública “no convendría al interés público”. Traducción: Convendría al interés público, pero no al de la Administración”.

“Otra frase del informe: “La opinión pública no está preparada todavía para un paso semejante”. Traducción: la opinión pública está preparada, pero no la de la Administración”.

“Otra más: “Sin embargo, como se trata de un problema urgente, proponemos la formación de una Comisión Real”. Traducción: este problema es una condenada molestia y esperamos que cuando la Comisión Real presente su informe, dentro de cuatro años, todo el mundo habrá olvidado el asunto”.

Abundan los ejemplos sobre el empleo interpretativo del lenguaje:

“Creo que debemos ser muy cuidadosos” se traduce en “no lo haremos”
“¿Ha pensado usted en todas las implicaciones? Significa: no se hará. También puede significar “No tiene usted la menor idea de cuál es su tarea”

“Esta es una decisión algo desconcertante” en realidad quiere decir: absolutamente idiota.

“Quizás inadecuada”=criminal

“Con el debido respeto, ministro” es en realidad “su idea, ministro, es lo más descabellado que hemos oído nunca”.

Cuando una decisión es calificada por un funcionario de valiente, se traduce como “perderá las elecciones”, si la decisión es polémica, sólo significa que perderá votos.

Las decisiones imaginativas, originales o creativas tienen todavía una traducción más catastrófica.

El novato secretario personal del ministro aprende rápidamente: “Yo no comprendía que la Ley de Secretos Oficiales no está hecha para proteger los secretos, sino a los funcionarios”.

Sir Humphrey insiste siempre en que el ministro no debe conocer todos los detalles ni saber más de lo necesario. “Cómo los agentes secretos, porque pueden ser capturados y torturados”.

- ¿Por los terroristas? –pregunta un ingenuo Woolley (el secretario)
- Por la BBC, responde Appleby.

Los guiones –que fueron editados en tres volúmenes- recogen también la vanidad de los políticos, las corruptelas de favores, la dicotomía de la política necesaria y la política electoralista (siempre gana la segunda) y otras exquisiteces.

5 comentarios:

Clara dijo...

Me encantaba esta serie. Luego hicieron "sí, primer ministro", que era más de lo mismo. Recuerdo una vez en que hablaban de las encuestas y en como manipular las preguntas para que la gente respondiera lo que ello querían... y daban un ejemplo muy creible. Así que desde entonces siempre que sale una encuesta lo recuerdo.

Alicia Liddell dijo...

Ambas series han sido recientemente editadas en dvd.

El único defecto es que eran filmaciones con risa enlatada, que es un coñazo.

Francisco Ortiz dijo...

¿Ya no volverán a hacer series así? ¿Estamos condenados de verdad a tanta insulsez, tanta estupidez con risas pregrabadas? Gracias por traernos a la memoria cosas interesantes, ejemplos interesantes.

mireias32 dijo...

¡Ohh qué gran serie!! ¡¡¡Qué gratos recuerdos!! ¡¡¡Cuánta sabiduría encerraban los guiones de esa serie!!!

Anónimo dijo...

Despues de el principe, para mi, es uno de los mejores manuales de politica que existen...